Madrid, 2 oct (EFE).- Exiliada en Madrid desde febrero de 2022, la poeta, escritora y exguerrillera nicaragüense Gioconda Belli (Managua, 1948) perdió su nacionalidad y fue expropiada en 2023 por el Gobierno de Daniel Ortega, pero está convencida de que en Nicaragua «van a cambiar las cosas».
«Nada ha sido en vano, no creo en la absoluta decepción», ha dicho este miércoles en rueda de prensa con motivo de la presentación de su nueva novela, ‘Un silencio lleno de murmullos’, donde analiza el coste del compromiso y la desilusión políticas desde el punto de vista de una relación madre e hija.
Escrita desde su propia experiencia como madre y como militante que ha vivido el auge y la caída del sueño revolucionario, la novela gira en torno a Valeria, una mujer que sacrificó su vida familiar por la política.
Tras su muerte en Madrid, su hija Penélope viaja a España para ocuparse de su legado y allí le sorprende el confinamiento por el covid. Sola y rodeada de sus pertenencias descubre un diario y a través de él, un secreto que le ayudará a entender lo que Belli describe como un conflicto «entre sueño y realidad» o «entre pasión y responsabilidad».
«Los hijos pagan las consecuencias pero puede no ser tan dramático, tener padres con profundas convicciones y compromiso tiene una parte positiva», señaló la escritora, referente feminista y madre de cuatro hijos a quienes dedica la novela.
Belli empezó a escribirla durante la pandemia en Nicaragua. Salió del país para visitar a sus hijos y ya no pudo regresar. El Gobierno nicaragüense le arrebató la nacionalidad en febrero de 2023, junto a otros 93 intelectuales opositores y meses después, en septiembre, confiscaron su vivienda en Managua.
«El exilio ha sido una constante en la vida de los intelectuales, un intelectual le habla la verdad al poder, no se puede ser intelectual de otra manera», señaló.
«Yo no reniego de lo que he vivido, todo me ha enseñado, la memoria me incentiva a no despreciar esa experiencia», agregó la escritora que formó parte del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) junto a Daniel Ortega en los setenta y luchó frente a la dictadura de Anastasio Somoza, por lo que se tuvo que marchar, con 25 años, a México y Costa Rica.
Belli, que desde enero pasado tiene la nacionalidad española, dijo que es un libro «muy personal» donde aborda las protestas que empezaron en Nicaragua en 2018, una crisis que, a su juicio, no ha sido «suficientemente cubierta» por los medios, pero dijo que la desilusión que retrata es aplicable a otros países como Venezuela.
La autora reflexionó sobre el estado actual de las ideologías, de las que dijo que «son más difíciles de reconocer» pero siguen estando ahí. «Hay un auge de una derecha que combina autoritarismo, populismo, con cosas izquierda, una mezcla», subrayó, mientras que «cierta izquierda no logra evolucionar».
«Necesitamos nuevas maneras de afrontar la realidad (…), hay una revolución tecnológica que aun no hemos asimilado, vivimos una época de transición y las transiciones son duras», insistió al tiempo que lamentó la «gran indiferencia» que dijo ver en general.
En cuanto a la literatura, consideró que «la buena» sigue siendo revolucionaria porque cumple «una función social» abordando los grandes temas de cada momento. «También hay cultura como espectáculo, pero este libro no es un espectáculo», subrayó.