París, 25 dic (EFE).- A medianoche, entre la Nochebuena y el día de Navidad, las campanas de Notre Dame de París volvieron a sonar para dar comienzo a su primera misa del gallo en seis años, una tradición interrumpida por el incendio de abril de 2019 que centenares de fieles y curiosos acudieron a vivir en persona.
«Feliz Navidad a todos en esta catedral para celebrar la venida de Jesús», saludó el arzobispo de París, Laurent Ulrich, al dar comienzo al oficio nocturno.
Ante él se desplegaba una catedral llena, no solo por las 1.100 sillas ocupadas que se habían dispuesto para seguir la misa, sino con gente apostada en los pasillos, escalones y columnas del templo, hasta un aforo que en total asciende a 2.700 personas.
La Archidiócesis, sabedora de la expectación que generarían estas primeras misas navideñas en la catedral restaurada, organizó un nutrido programa de misas en la tarde del 24 de diciembre y la jornada del 25, pero el plato fuerte era esta primera misa del gallo, que además vino precedida de la tradicional vigilia con piezas musicales del coro y el órgano.
Al público no le desanimó ni la humedad de la noche parisina junto al Sena, ni la necesidad de hacer colas para cruzar las puertas.
Entre los asistentes había creyentes franceses que aprovecharon la ocasión para reencontrarse con el templo gótico por primera vez desde el incendio, ya que apenas hace dos semanas y media que fue oficialmente reabierto tras los cinco años y medio de intensas reconstrucciones y restauraciones.
Era el caso de Marie, una católica parisina para la que la noche era triplemente especial: veía por primera vez la catedral restaurada, era la misa del gallo y su sobrino formaba parte de los coros que interpretaron diversas piezas en la vigilia y la misa, desde villancicos como ‘Noche de paz’ y ‘Adeste fideles’ al canto del kirieleisón.
«Es muy emocionante», indicó a EFE Marie, quien describió el nuevo aspecto de Notre Dame como «deslumbrante» y «magnífico», gracias a sus muros blanqueados y a su aspecto más luminoso.
«No pensaba que los trabajos fueran a hacerse tan pronto», reconoció también, por lo que no contaba con poder celebrar ya esta Navidad bajo su techo.
Pero por las puertas de Notre Dame cruzaron sobre todo centenares de turistas que, de paso en la capital francesa, aprovecharon la oportunidad para ver Notre Dame restaurada por dentro y hacerlo, además, en una de las noches más simbólicas del calendario.
Era además una ocasión más flexible, ya que en estos dos días festivos las visitas con el nuevo sistema de reservas están suspendidas.
Por ello, a quienes no les importaba el inconveniente de hacer la cola, podían pasar simplemente a ver la catedral incluso durante la celebración de las misas.
Era el caso de Gustavo, un argentino que, aunque explicó ser «ateo», aprovechó la Nochebuena para visitar la catedral con su familia, que se encuentra de viaje en Francia. «Es más que un símbolo religioso», indicó a EFE mientras aguardaba para entrar junto a sus parientes.
Con un espíritu más religioso acudió a Notre Dame la venezolana afincada en Estados Unidos Andreina, también acompañada por su familia y de vacaciones en París.
Ellos acuden normalmente a misa en la mañana del 25 de diciembre, explicó, pero en esta ocasión optaron por la mística del oficio nocturno.
«Poder pasar una Navidad aquí, escuchando misa en Notre Dame, me parece increíble», sintetizó.
En total, desde su reapertura oficial el 7 de diciembre pasado, 300.000 personas acudieron ya a visitar el icónico templo gótico, según indicaron a EFE fuentes de la catedral.
Nerea González