A los cancheros no les gusta leer

El defensa argentino del Sevilla Marcos Acuña. EFE/José Manuel Vidal.

Sevilla, 27 feb (EFE).- Los futbolistas cancheros, de los que Argentina y Uruguay son cantera inagotable, lo son desde infantiles, marcan territorio, manejan los tiempos y cada centímetro de la cancha y, con las pulsaciones a mil, no tienen ni tiempo ni ganas de leer un papel cuando su equipo va perdiendo.

Eso fue lo que le ocurrió al lateral izquierdo argentino del Sevilla Marcos Acuña cuando, a apenas cinco minutos del final de un partido que su equipo iba perdiendo por 2-3 tras el del hispano-marroquí de Osasuna Ez Abde, vio que su compatriota Jorge Sampaoli le pasó un papel con instrucciones al serbio Nemanja Gudelj y este se lo dio a Óliver Torres.

Andaban los dos centrocampistas intentando descifrar las instrucciones del folio del de Calsilda cuando al ‘Huevo’ le hirvió el agua del radiador de campeón del Mundo con la Albiceleste, arrugó el papelito y directamente lo tiró al césped del Sánchez Pizjuán en arrebato canchero y declaración de intenciones.

El neuquino no estaba para papeles ni con ganas de leer en esos momentos en los que su instinto de pelotero de raza se rebeló porque su equipo iba camino de perder tres puntos vitales en su aspiración de alejarse de la zona de descenso, de la que ahora está a dos puntos en la decimoquinta plaza de la clasificación de LaLiga.

Marcos Acuña había salido en el descanso del partido ante Osasuna en sustitución del croata Ivan Rakitic cuando el marcador estaba con ventaja de un gol de Osasuna desde el minuto 18 y, hasta que dijo que nones, que no tenía el ánimo para folios, vio cómo el equipo de Sampaoli desaprovechaba dos empates hasta que Abde decidió el duelo.

La reacción de Acuña ante las instrucciones escritas de Jorge Sampaoli fue diametralmente opuesta a la que a comienzos de febrero tuvo en el Camp Nou su compañero Joan Jordán, quien recibió el papel con instrucciones tácticas y se afanó en interpretarlo minutos antes de que Gavi pusiera el 2-0 en el marcador y Raphinha rubricara con el tercero la victoria balugrana.

No estaba el partido para lecturas para un jugador tan racial cuyo gesto ha quedado como símbolo de un partido en el que los nervios afloraron en el Sevilla de Sampaoli y que tuvo el colofón de la expulsión del banquillo del centrocampista brasileño Fernando Reges por insultos a uno de los asistentes arbitrales y al colegiado canario Juan Luis Pulido Santana.