Durante el año pasado se produjeron 797 accidentes mortales en las vías interurbanas en los que han fallecido 870 personas. Esto significa que el número de accidentes y fallecidos se ha reducido en un 21% (-213 accidentes y -231 fallecidos) y las lesiones graves en un 22% (-970).
Es la cifra de fallecidos más baja de la historia. Este hecho debe ser encuadrado en el contexto de la pandemia de COVID-19 y las restricciones de movilidad impuestas para frenar su propagación, lo que ha supuesto la reducción de los desplazamientos en un 25% respecto del año anterior, y por tanto ha reducido la siniestralidad vial.