Aftas en la boca, un molesto compañero de viaje

Si la caries es conocida por ser la enfermedad infecciosa más prevalente en el mundo, la estomatitis aftosa recurrente (EAR) no se queda atrás, ya que afecta en torno al 10-25% de la población. ¿Y en qué consiste esta enfermedad? En la aparición de lesiones pequeñas y dolorosas en el interior de la boca denominadas aftas. 

Casi todos en algún momento de nuestras vidas hemos sufrido molestas heridas que aparecen en la boca, también conocidas como “llagas”. Dentro de lo molestas que pueden llegar a ser, la buena noticia es que casi nunca tienen consecuencias graves para la salud oral.

¿Qué son las aftas?

Las aftas son lesiones de color blanquecino o amarillento. Se dividen en mayor, menor y herpetiforme y, dependiendo de su gravedad, pueden afectar a localizaciones muy diversas de la cavidad oral.

Si hablamos de la forma menor, nos encontraremos con úlceras menores de un milímetro que curan sin dejar cicatriz; en cambio, las mayores tienen más de 1 milímetro de diámetro (lo que dificulta enormemente la ingesta de alimentos) y pueden dejar cicatriz tras su resolución.

Esta entidad suele comenzar en la infancia, pero encontramos su pico de afectación entre los adultos jóvenes. Normalmente aparecen en intervalos separados por semanas y de la misma forma pueden producirse intervalos de remisión que duren incluso meses.

¿Por qué salen las llagas?

Seguramente, los pacientes que sufren la aparición de esta molesta patología piensen: “¿Por qué salen las aftas?” En la actualidad se barajan muchas posibles causas entre las que destacan las siguientes:

  • Predisposición genética
  • Traumatismos
  • Alteraciones autoinmunes
  • Afecciones gastrointestinales
  • Deficiencia de determinadas vitaminas o hierro
  • Factores hormonales
  • Estrés

¿Cómo actuar frente a las aftas?

Una vez el paciente ha entendido que tipo de lesiones tiene, por qué aparecen y que es probable que tengan que convivir con ellas mucho tiempo, la pregunta más repetida es “¿Cómo se curan?”.

Lo primero y más importante es dejar claro que se van a resolver de manera espontánea. Los profesionales podemos pautar un tratamiento para el alivio de los síntomas que sufre el paciente, pero tienden a durar entre 7 y 14 días.

Durante estos días debemos tener cuidado de no tomar alimentos demasiado calientes, duros, ácidos o picantes. También deberíamos evitar rozar la zona de la llaga con la lengua.

Una de los aspectos más importantes a recordar cuando aparece una lesión de estas características en boca es, como hemos dicho antes, que tiene una duración autolimitada. Es decir, si dicha lesión no remite en 15 días se considera necesario consultar con un especialista en medicina oral para que descarte otro tipo de problemas.

Doctora Blanca Miguelañez. Área de Odontología de la Clínica Universitaria de la URJC.