Barcelona, 1 may (EFE).- El reportero Agus Morales siempre quiso escribir. Ya de pequeño, tuvo claro que algún día se dedicaría al periodismo y a la literatura. Premio Ortega y Gasset por «Los muertos que me habitan», acaba de firmar su primera novela «Ya no somos amigos», una suerte de «Friends», ambientada en la India.
En una entrevista con Efe, el periodista avanza que se trata de una historia sobre la amistad, que ve como «una forma de amor», y el poder, con cinco protagonistas, de procedencias geográficas muy diversas, de diferente estrato social, que acabarán conformando un «panchayat», un grupo de cinco personas, que se citarán para estar todos juntos, lo que no ha ocurrido antes, en el Holi, el festival hindú de los colores.
Con poco más de medio kilo de peso y un total de 107.950 palabras, la novela, publicada por Temas de hoy y con virus incluido, está protagonizada por Vikram, un brahmán obsesionado con ganar dinero; Amani, de origen afgano y que luchará para unirse a la gran dinastía política de Pakistán; Batasema, una congoleña que quiere subvertir el orden captalista, y la norteamericana Tiffany Wright, una guionista enamorada de la India que triunfará en Hollywood.
Asimismo, tiene su preponderancia el español Omar Amador Pastor, un buscavidas orgulloso de haber crecido en el barrio de Sant Cosme de El Prat de Llobregat (Barcelona) y el primer personaje que empezó a dibujar Morales cuando se sentó ante el ordenador para armar este relato.
Rememora el escritor que empezó a darle forma hace diez años, después de regresar, con cierta nostalgia, de la India y Pakistán, donde vivió más de seis años, y con la idea de combinar periodismo con literatura.
«Aquella fue una etapa muy importante de mi vida, de la que estoy muy agradecido a la Agencia Efe, porque allí fui corresponsal y siempre defiendo el trabajo del periodismo de agencia, una gran escuela, en primera línea, aunque no llegue al gran público, pero así es como funciona el sistema de comunicación de masas», precisa.
A la vez, desvela que en su cabeza tenía una «polifonía de voces que necesitaban su traducción en el libro, aunque el primero en aparecer fuera Omar».
Uno de los juegos de la novela -hay unos cuantos, así como un particular sentido del humor- es el de mostrar las diferencias de clase social, casta, incluso de género, constatar «como hay escalones, como siempre hay alguien debajo y alguien arriba, situaciones de desigualdad de una escala infinita, que provocan que haya cosas que se tambaleen».
Agus Morales resalta que no ha querido «estandarizar» a sus cinco protagonistas y, por ejemplo a Vikram no le gustan las películas de Bollywood y, en cambio, «de repente, sin tener ninguna relación con Barcelona, cuando conoce que la mascota de los Juegos de 1992 fue Cobi, nota una gran conexión. La realidad está llena de estas coincidencias», apunta.
«Entre los cinco protagonistas se establecen una serie de afinidades, algunas conscientes, otras que no lo son, y hay un sustrato, una reflexión de fondo en la novela, la de que vivimos en una sociedad en burbuja y, sobre todo, con una exacerbación del solipsismo».
Sin embargo, en «Ya no somos amigos» eso «lo intento romper de forma natural, no son cinco personas aisladas, pueden ser amigas y hay convergencias entre ellas».
Desliza, a la vez, que hay unos secretos y «cuando son conocidos por la mayoría del grupo, se producen cambios, que incluyen traiciones. Ha habido una comunión y se rompe, pero siempre puede volver a haberla».
Morales no rehúye que este tipo de situaciones, de momentos «en los que todo está a punto de estallar, ocurren en la vida cotidiana con los amigos. No creo en la predestinación, pero según cómo se gestionan los secretos se alteran las relaciones de amor y de amistad».
Sin darse cuenta, es, asimismo, una historia con muchos olores y mucha comida. «Concibo la ficción como un territorio de las sensaciones, más que de los sentimientos», arguye el escritor, nacido en El Prat de Llobregat en 1983 y actualmente director de la Revista 5W, con «cameo» incluido en el relato.
Con ganas de continuar en la narrativa, el periodismo y de estrenarse en la publicación de poesía, Agus Morales comenta que justo el día de la presentación de su libro en Barcelona, empezó la guerra en Ucrania y compró billetes para marchar al día siguiente, para cubrir la invasión para 5W.
Aunque poco partidario de los pronósticos, cree que el conflicto va para largo y asevera que aunque «abusamos de la palabra histórico, el movimiento de población que hemos visto en apenas cincuenta días lo es», de igual manera que, «aunque nos tenga que hacer reflexionar con respecto al contraste de refugiados de Siria y Afganistán en 2015, también hay una parte positiva, la de que es posible acoger a millones de personas en una semanas si hay voluntad política o popular».
Irene Dalmases