Gabrielle Chanel, Coco Chanel, ha superado crisis de creación, leyendas y desilusiones, pero su imperio continúa en pie y pese a los vaivenes de la vida ella disponía siempre de un brazo al que asirse, el de su hermana Antoinette, la gran desconocida, siempre presente en un discreto segundo plano.
«Las hermanas Chanel» (Ed. Espasa), el libro de la escritora británica Judithe Little, que sale a la venta el 7 de enero, nos presenta a dos mujeres que han sido desde niñas apoyo una de la otra, refuerzo y pilar a pesar de los avatares de la vida.
Un libro que revela la relación entre ambas hermanas «y el papel no reconocido de Antoinette en el nacimiento de Chanel, un negocio que ha traspasado décadas con un estilo que le identifica», ha explicado en una entrevista a Efe Judithe Little, quien asegura que pasó mucho tiempo investigando viejos registros de censos y periódicos franceses para lograr hilar su historia de vida conjunta.
La historia ha plasmado a Coco Chanel como una figura solitaria, distante, donde sus atractivos collares de perlas, aunque elegantes, eran también un escudo protector. Sin embargo, el libro saca a la luz una historia de pérdidas y de amor de dos hermanas, en el que se plasma la tragedia y el triunfo.
Coco Chanel (Saumur 1883-París 1971) no le dijo a nadie que su padre la abandonó y que se crió en el orfanato de un convento. «Antoinette sabía la verdad y ella es la auténtica narradora de la historia«, una mujer capaz de desvelar el lado «íntimo y honesto de Coco que ella misma mantuvo oculto».
La autora de libro considera que el abandono de su padre marcó a Gabrielle Chanel desde niña. «Se pasó la vida intentando llenar el vacío que dejó y buscando el amor», un amor que no considera que le llegara con plenitud.
Pero además, Little pone de manifiesto en el libro el importante papel que jugó Antoinette en la fundación de Chanel. «Me molestaba que nadie hubiera oído hablar de ella. Quería que Antoinette finalmente tuviera una voz con la que contar su historia y la de Coco».
La escritora asegura que aunque Coco habría llegado a la cumbre del diseño sin su hermana, no lo habría conseguido «tan rápido».
En esos primeros años, cuando Coco estaba aprendiendo a administrar el negocio, «necesitaba a alguien a su lado en quien confiar».
La boutique de Biarritz que Antoinette dirigía sola, fue la primera en vender la Alta Costura de Chanel y resultó ser una gran fuente de ingresos para la empresa, tanto, que permitió a Coco cancelar la deuda con Arthur Edward Capel, que la había financiado desde el principio y que muchos consideran como el gran amor de la diseñadora.
Las imágenes de Coco Chanel devuelven el reflejo de un estilo elegante, sofisticado, el de una mujer misteriosa, una imagen que Little no cree que se ciña a la realidad por completo.
«Corresponde a la vida que ella creó para sí misma pero obviamente no tiene que ver con sus orígenes». La escritora advierte de que tuvo que aprender a ser elegante y sofisticada.
«Y ella era inherentemente misteriosa porque no quería que nadie supiera de dónde venía realmente. Desde joven edad estaba decidida a ser la persona que quería ser, no la persona que llegó a la residencia de monjas. Fue muy valiente en ese sentido».
La imagen que pretende dejar en el lector Judithe Little es la de dos hermanas unidas, una relación en la que Antoinette tenía un papel importante.
Se dice que las dos C entrelazadas del logotipo de Chanel provienen de patrones en las ventanas del orfanato en el que las hermanas pasaron sus primera infancia. Sin embargo, cuando las observa Little ve a «Coco y Antoinette del brazo. Contra todo pronóstico, lograron superar la pobreza y crear un legado que perdura hoy».
Fuente: © EFE 2021