Artesanos de París promueven su saber hacer: «Crece la voluntad de conectar con lo local»

Confituras en la tienda y taller artesanal "Confiture Parisienne" en París.EFE/ Edgar Sapiña Manchado

París, 17 nov (EFE).- El mundo artesanal parisino goza de una salud de hierro, como sostuvieron a EFE algunos de los 500 profesionales que este viernes abrieron sus talleres en el evento «París Local», que visibiliza estos trabajos.

Además de ser un altavoz para que el público conozca estas empresas de la región de París, el evento busca sensibilizar al comprador de la importancia de este sector para el motor económico y cultural de Francia.

Las cosas en ese sentido están cambiando, aseguran los artesanos. «Crece la voluntad de conectar con lo local, con materias primas que sean responsables, con una dimensión social para apoyar a los artesanos», expresó Océane Chaudier, responsable del taller de cerámica Wecandoo, que participa en «París Local».

Wecandoo se creó en 2017 con la misión de reconocer el trabajo que hacen los ceramistas «con las manos y el corazón», así como concienciar sobre el esfuerzo y el valor económico de dichas piezas.

Para ello, además de vender platos, vasos y elementos decorativos, ofrecen talleres para que cualquiera pueda acercarse a esta profesión, que vive una época dorada, como reconoció Chaudier, quien acaba de abrir su local en la avenida Daumesnil, en el este de París.

Allí mismo, en el conocido como Viaducto de las Artes, al lado de la plaza de la Bastilla, se concentran medio centenar de talleres.

En parte es gracias a una iniciativa del Ayuntamiento de la capital gala, propietario de los establecimientos, que ofrece un alquiler moderado a negocios viables, responsables y con vocación local basados en la artesanía.

Los clientes, dispuestos a pagar la calidad artesanal

Máquina que sirve para elaborar alcohol de forma artesanal en la tienda y taller de la destilería "Distellerie du Viaduc" en París. EFE/ Edgar Sapiña Manchado

 A apenas unos pasos de distancia de Wecandoo, en la misma avenida, se encuentra también «Confiture Parisienne», que elabora confitura como se ha hecho toda la vida, desde la Edad Media. De hecho, son los únicos que lo hacen en todo París, afirman.

De todos modos, la tradición no está reñida con la innovación y apuestan por mezclas de sabores para satisfacer las necesidades de todos los clientes que buscan, eso sí, producto de calidad. Y con ello se han ganado la confianza de particulares, pero también de varios restaurantes.

«No somos una confitura clásica de supermercado», recalcó Nadège Gaultier, cofundadora de esta empresa. «Ciertamente nos dirigimos a un público que quizás tiene un poder adquisitivo más elevado, porque ofrecemos un producto caro, porque está producido de forma artesanal», reconoció.

Una de sus claves es la elaboración, que permite conservar un sabor original intenso, además de usar menos azúcar del que se suele observar en los productos homólogos de los grandes establecimientos.

«Los consumidores de hoy quieren saber de dónde vienen los productos, qué es lo que hay en ellos, si llevan conservantes o colorantes», afirmó.

Sin salir del Viaducto de las Artes también hay el taller de Quentin de Montgolfier, cofundador de «Distellerie du Viaduc». Allí se elaboran bebidas alcohólicas «tradicionales y naturales», como el whisky o el brandy.

«Abrimos en junio de 2022», contó de Montgolfier. «Después del confinamiento (por la pandemia de la covid-19) reflexionamos bastante sobre nuestra vida y queríamos hacer algo que fuera más tradicional», rememoró.

«Nos encantan -añadió- los vinos y el alcohol, bebíamos con amigos y queríamos hacer nuestra propia producción».

Para realizar su sueño, este joven se fue hasta la Bretaña francesa para aprender las técnicas. Luego volvió a la capital e inició su andadura.

Estas tres iniciativas son tan solo algunas de las centenares que se pueden observar hasta el próximo domingo en esta tercera edición de «París Local». Allí, durante estos tres días se podrá ver cómo trabajan estos profesionales del arte, de la gastronomía, ceramistas, ebanistas, joyeros, chefs, pasteleros, queseros y sopladores de vidrio, entre otros.

Edgar Sapiña Manchado

Una mujer trabaja con cerámica en el taller Wecandoo de París. EFE/ Edgar Sapiña Manchado