Auditores de la UE: La contaminación urbana ha bajado, pero sigue alta y será muy difícil mejorar

En la imagen de archivo. aspecto de la ciudad de Barcelona. EFE/Alejandro Garcia

Bruselas, 15 ene (EFE).- La contaminación atmosférica y acústica en las ciudades europeas ha mejorado en los últimos años, pero sigue siendo elevada, supone un riesgo para la salud y será muy difícil cumplir con los requisitos más estrictos fijados para los próximos años, según un informe del Tribunal de Cuentas de la UE.

«Se han producido avances positivos en la lucha contra la contaminación urbana. Sin embargo, sería un gran error dormirnos en los laureles», declaró el responsable de la auditoría, Klaus-Heiner Lehne, quien llamó a los países de la UE a «darse cuenta de que los objetivos ambiciosos no pueden alcanzarse sin un esfuerzo adicional considerable».

El informe del Tribunal de Cuentas, publicado este miércoles, se basa en un estudio de la calidad del aire y ruido en Atenas, Barcelona y Cracovia y concluye que «las ciudades europeas son demasiado ruidosas, y la contaminación atmosférica sigue siendo demasiado elevada, a pesar de las mejoras».

«La situación es especialmente preocupante puesto que la Unión Europea y sus Estados miembros tendrán que redoblar sus esfuerzos por cumplir las normas más estrictas en los próximos años», apuntan los auditores, que recuerdan que tres cuartas partes de los ciudadanos de la UE viven en áreas urbanas.

La Agencia Europea de Medio Ambiente estima que la contaminación atmosférica mata a 250.000 personas al año y añade que la exposición a niveles excesivos de ruido puede generar trastornos del sueño, ansiedad, insuficiencia cognitiva y problemas de salud mental, lo que da lugar a 48.000 nuevos casos de cardiopatía y 12.000 muertes prematuras en Europa cada año.

Ante esta situación, la Unión Europea ha ido introduciendo normas para proteger la salud de sus 450 millones de ciudadanos y las instituciones comunitarias dicen haber «movilizado» 46.400 millones de euros en ese sentido entre 2014 y 2020 y otros 185.500 millones entre 2021 y 2027 para mejorar la calidad del aire.

Esto ha generado una mejora generalizada de la calidad del aire en el territorio comunitario, pero la contaminación atmosférica «sigue siendo un problema importante», apuntan los auditores, que señalan específicamente a «la concentración de dióxido de nitrógeno (NO2) causada por automóviles y camiones».

Diez Estados miembros de la UE superaban los límites actuales de NO2 en 2022 y, dado que las normas van a endurecerse, aunque no llegarán si quiera a los niveles recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), las ciudades «tendrán que redoblar sus esfuerzos», razona el Tribunal de Cuentas.

Otro de los puntos que analizan los auditores, encargados de vigilar de forma independiente la aplicación de las políticas europeas, es la polución acústica.

«Es prácticamente imposible evaluar los avances en la reducción de este tipo de contaminación en la UE» porque «la mayoría de los Estados miembros tienen lagunas y retrasos en el seguimiento del ruido, por lo que no puede establecerse una tendencia».

No obstante, apuntan a que «es poco probable que se cumpla el objetivo de contaminación cero para 2030 de reducir en un 30 % el número de personas perjudicadas por el ruido del transporte» y estiman que, en el mejor de los casos, en 2030 disminuirá un 19 % y en el peor de los casos podría incluso aumentar un 3 %.

«Lo cierto es que las ciudades tienen dificultades para abordar eficazmente la contaminación atmosférica y acústica. Las razones de ello van desde una mala coordinación por parte de las autoridades hasta la dudosa eficacia de las medidas, por no mencionar la resistencia local contra ellas», apuntan.

Los auditores detectan problemas como que las zonas verdes, donde peatones y ciclistas tiene prioridad sobre los automóviles, mejoran la calidad del aire y reducen la contaminación acústica en esas vías, pero hacen que empeore en las calles de alrededor.

Además, las zonas de bajas emisiones son una cuestión «cada vez más sensible», como demuestra que «los intentos de introducirlas en Barcelona y Cracovia se enfrentaron a retos jurídicos por motivos de discriminación o de restricciones a la libre circulación, lo que dio lugar a una reducción o aplazamiento» de las medidas.

En el caso de Barcelona, donde la infraestructura de transporte está bastante desarrollada y se utiliza ampliamente, indican los autores del informe, la dificultad para reducir el tráfico de vehículos privados en favor del metro, el autobús y la bicicleta está relacionado «con la falta de interconectividad de estos medios de transporte alternativos en todos los municipios».

Por último, el Tribunal de Cuentas señala que el procedimiento de infracción de la Comisión Europea para que las ciudades cumplan las normas sobre contaminación atmosférica y acústica es «largo y no siempre eficaz».