París, 18 dic (EFE).- El primer ministro francés, François Bayrou, prosiguió este miércoles los contactos para conformar su nuevo Ejecutivo, en el que según varios medios quiere incluir a pesos pesados de diferentes ámbitos para darle solidez, ante la ausencia de garantías parlamentarias de continuidad.
El jefe del Ejecutivo mantuvo este miércoles un nuevo encuentro en el Elíseo con el presidente, Emmanuel Macron, el tercero en poco más de 24 horas, al que le habría mostrado ya un borrador de la composición de su Ejecutivo, según algunas fuentes, lo que se interpreta como un paso adelante para poder anunciar el nuevo Gobierno antes de navidades, aunque no hay ninguna garantía de que lo vaya a hacer.
Sobre todo porque la agenda del presidente incluye hasta el domingo desplazamientos fuera de París, lo que reduce las opciones para un nombramiento del nuevo Ejecutivo esta semana, tal y como se había comprometido a hacer el primer ministro.
Bayrou cerró este miércoles la ronda de contactos con los diferentes líderes políticos que ha ido recibiendo a lo largo de la semana, con excepción de la izquierdista La Francia Insumisa, que declinó la invitación.
Pero ha sido muy prudente a la hora de llegar con ellos a compromisos. Todos han salido del palacio de Matignon, sede de la jefatura del Gobierno, con buenas palabras, pero todos han advertido que su apoyo al Ejecutivo dependerá del respeto de sus condiciones.
En ese contexto, el primer ministro sabe que tiene una ventaja de actuación a condición de crear un cierto clima de confianza, pero sabedor de que las líneas rojas de unos y otros son incompatibles.
Para poder conciliar todas esas sensibilidades, Bayrou quiere contar con un Ejecutivo de talla reducida pero con nombres de peso que hagan menos popular el voto de una moción de censura que le aboque a la misma suerte que corrió su antecesor, el conservador Michel Barnier.
Entre los nombres que se han filtrado en las últimas horas está el del actual gobernador del Banco de Francia, François Villeroy de Galhau, bien visto por los medios conservadores y que fue jefe de gabinete del exministro socialista de Economía Dominique Strauss-Kahn entre 1997 y 2000.
El actual presidente del Tribunal de Cuentas, el exsocialista Pierre Moscovici, ministro de Hacienda con François Hollande, es otra de las figuras de la izquierda que pueden integrar el nuevo Ejecutivo, al igual que el alcalde de Saint-Ouen, Karim Bouamrane, reputado por sus políticas de inclusión en este municipio aledaño de la capital y con un alto porcentaje de población de origen inmigrante.
François Rebsamen, que también fue ministro con Hollande pero que se ha distanciado del Partido Socialista, es otro de los pesos pesados que puede ingresar en el Gobierno.
Con esos nombres, Bayrou aspira a evitar que los socialistas voten una moción de censura, pese a que su actual líder, Olivier Faure, ha asegurado que lo hará si se obstina en continuar las políticas macronistas.
El primer ministro también tendrá que hacer guiños a la derecha moderada, cuyos votos parlamentarios son también necesarios.
El ex comisario europeo Thierry Breton, que fue ministro de Economía con Jacques Chirac, es uno de los nombres que han salido a la luz, al igual que el actual presidente de la región Norte, Xavier Bertrand, que lo fue con Nicolas Sarkozy.
Además, los conservadores están presionando para mantener en el Ministerio del Interior a Bruno Retailleau, muy implicado en la crisis de Mayotte y miembro del ala más conservadora de su partido, cercano incluso a la extrema derecha en cuestiones migratorias.
Finalmente, Bayrou tendrá que pescar también en aguas del macronismo, donde aspira a convencer al ex ministro del Interior Gérald Darmanin, que goza también de la aprobación de la derecha, su partido de origen, y que puede ser el nuevo jefe de la diplomacia.
Otra de las figuras que suena es la de la exprimera ministra Elisabeth Borne, otra antigua socialista.