La ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra, tiene desde este domingo en sus manos el futuro de Podemos tras varios años de trabajo entre bambalinas, siempre fiel a Pablo Iglesias y a Irene Montero, con quien compartió aulas cuando estudió la carrera de Psicología.
Nacida el 25 de septiembre de 1987 en Pamplona, Belarra será la primera navarra que dirige un partido político de ámbito nacional y la primera mujer que llevará el mando de Podemos. Será la encargada de conducir la nueva etapa de los morados sin Iglesias, de momento con aparente continuidad, porque ha incluido en su equipo a la mayoría de los cargos que ya estaban en la Ejecutiva anterior.
Dicen de ella sus compañeros que es perfeccionista, trabajadora y que su estilo es cien por cien Podemos, con ese tono duro para criticar a la oposición, a la derecha e incluso a sus socios del PSOE en el Gobierno, y para verbalizar sin tapujos las discrepancias, aunque algunos en ello vean una falta de empatia.
Su entrada en el Gobierno como ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030 tras la salida de Iglesias fue el primer gran salto de la navarra al asumir de forma repentina un papel principal para Podemos, partido al que ahora tiene el reto de reflotar, de hacerlo ‘crecer’, como ha prometido a los militantes, y de mantenerlo en pie sin Iglesias, pero con todo su equipo.
Ya en 2018 pasó de la última fila del Congreso a sustituir durante su baja de maternidad a la entonces portavoz, Irene Montero, un papel por el que recibió el premio de «diputada revelación» de los periodistas parlamentarios.
Con la ministra de Igualdad, que ahora será su número dos en Podemos, Belarra comparte una estrecha amistad desde que coincidieron en la Universidad. De su mano llegó a la militancia y a la dirección de Podemos en 2014 y un año después al Congreso como diputada por Navarra, puesto que mantiene desde entonces.
Como portavoz adjunta de Irene Montero en el Congreso, coordinó el grupo parlamentario en un momento de gran tensión interna en la formación, cuando Íñigo Errejón perdió el envite a Iglesias y seguía con los suyos dentro de un grupo muy fragmentado.
En la segunda vida de Podemos, Belarra siempre ha formado parte del pequeño núcleo de toma de decisiones del que se rodeaba Iglesias, con quien ya era secretaria de Estado para la Agenda 2030 antes de ministra.
Iglesias le confió también el papel de negociadora con el PSOE, tanto en los presupuestos -en este caso junto con Nacho Álvarez, también secretario de Estado- como en otras políticas clave para Podemos como la de Vivienda.
Aunque ese papel y la coordinación con sus socios de Gobierno parece destinado ahora a la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, a quien en Podemos quieren tener como cabeza de cartel en unas elecciones generales.
Conciliar esa ‘bicefalia’ en el partido y en el Gobierno será otro de los retos de Belarra al frente de un Podemos que aún no se ha quitado de encima la sombra de Iglesias y su hiperliderazgo.
La nueva secretaria general de los morados quiere cambiar las cosas, dar más protagonismo a su equipo, «coralidad» lo llama, y reconstruir el tejido territorial que ha ido perdiendo elección tras elección.
De sus intervenciones públicas ha dejado ver su estilo directo y beligerante, ‘de marca Podemos’, también con la prensa. «Esta ministra tiene nombre» le respondía tajante a un periodista en su primera rueda de prensa en la mesa del Consejo de Ministros.
Licenciada en Psicología por la Universidad Autónoma de Madrid, graduada en Integración Social y máster en Psicología de la Educación, Belarra participó antes de entrar en Podemos en distintas organizaciones y movimientos sociales, especialmente en la lucha por los derechos de los migrantes, y trabajó para Cruz Roja y la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR).
Es madre de una bebé y aficionada al cine, al patinaje y a bailar electrocumbia, aunque apenas tenga ahora tiempo libre, situación que a buen seguro no mejorará en adelante, con la responsabilidad encima de hacer renacer otro Podemos.
Fuente: © EFE 2021