Washington, 7 nov (EFE).- El presidente estadounidense, Joe Biden, prometió este jueves garantizar una «transición pacífica y ordenada» para transferir el poder a Donald Trump y buscó consolar a los demócratas asegurando que «Estados Unidos va a estar bien».
Así se pronunció Biden en su primera intervención desde que Trump derrotara a la vicepresidenta, Kamala Harris, en las elecciones del martes, en un discurso en la Rosaleda de la Casa Blanca, que ha congregado a decenas de periodistas, su personal e incluso miembros de su familia.
«Ayer hablé con el presidente electo Trump para felicitarle por su victoria y le aseguré que dirigiré a toda mi Administración para trabajar con su equipo y garantizar una transición pacífica y ordenada», manifestó Biden, que tenía por detrás banderas estadounidenses y otras con el sello de la Presidencia.
Biden no confirmó si asistirá en persona a la investidura de Trump el 20 de enero de 2025, pero insinuó que podría hacerlo: «Voy a cumplir mis promesas y honrar la Constitución el 20 de enero; tendremos una transición pacífica del poder en Estados Unidos», afirmó.
Cuando perdió las elecciones en 2020, Trump se convirtió en el primer presidente en 150 años en no asistir a la toma de posesión de su sucesor, en ese caso, Biden.
«Uno no puede amar a su país solo cuando gana»
Biden destacó la importancia de aceptar los resultados de las elecciones; «He dicho muchas veces que uno no puede amar a su país solo cuando gana», afirmó, insistiendo en que es fundamental aceptar «la decisión que el país ha tomado».
El presidente ha utilizado esta frase en otras ocasiones para referirse a Trump, quien tras su derrota en 2020 esparció teorías falsas sobre fraude y, posteriormente, sus seguidores asaltaron el Capitolio el 6 de enero de 2021 para intentar evitar la certificación de la victoria de Biden.
En su discurso, el presidente se refirió a Harris, con la que conversó ayer por teléfono y la alabó diciendo que «ha dado todo su corazón y esfuerzo y ella y su equipo entero deberían estar orgullosos de la campaña que han hecho».
Reconoce que perdieron «la batalla»
El mandatario usó la última parte de su discurso para enviar un mensaje a los demócratas apenados y preocupados por la victoria de Trump, reconociendo que su partido ha «perdido una batalla», pero subrayando que eso no significa que estén «derrotados».
«Los reveses son inevitables, pero rendirse es imperdonable. Todos caemos, pero el verdadero carácter, como decía mi padre, se mide por la rapidez con la que nos levantamos», aseveró Biden.
El presidente dio un discurso de apenas siete minutos, solo en el podio. Fue recibido por más de un minuto de aplausos de su equipo y de su nieta, que estaba en primera fila y a la que el mandatario envío un beso en el único gesto con emoción ante el público.
Este ha sido probablemente uno de los discursos más difíciles para Biden, no solo porque tendrá que ceder el poder a Trump, a quien derrotó en 2020, sino también porque llega en un momento en que algunos miembros de su propio partido le están señalando como responsable de la derrota de Harris.
Algunos demócratas culpan a Biden
A través de redes sociales, declaraciones a los medios y filtraciones, varias figuras del Partido Demócrata han criticado la decisión de Biden de presentarse a la reelección, argumentando que esa candidatura bloqueó un proceso de primarias que habría permitido a Harris fortalecer su campaña.
Biden fue el candidato demócrata hasta julio, cuando su propio partido le obligó a retirarse tras una desastrosa actuación en un debate frente a su rival, lo que generó críticas sobre su edad, ya que, con 81 años, es el presidente de mayor edad en la historia de Estados Unidos.
Una de las declaraciones más duras provino de Jim Manley, asistente del exlíder de la mayoría del Senado, Harry Reid, quien afirmó a Politico que la «arrogancia» de Biden posibilitó la victoria de Trump.
Biden se convierte ahora en lo que en la jerga política de EE.UU. se conoce como «pato cojo», un presidente en su último periodo en el poder y con menor capacidad de impulsar medidas en el Congreso, aunque aún puede sacar adelante iniciativas mediante órdenes ejecutivas y extender perdones presidenciales.
El demócrata dejará el poder el 20 de enero de 2025, cuando Trump será investido como nuevo presidente.