Florencia (Italia), 4 jun (EFE).- Durante el mes de junio, la ciudad italiana de Florencia (norte) regresa al siglo XVI, cuando era la cuna del mundo, gracias al 'Calcio Storico' (fútbol histórico), un deporte sangriento que mezcla fútbol, rugby y lucha y que es el orgullo de los florentinos.
Los 'rojos' de Santa María Novella, los 'blancos' del Santo Espíritu, los 'verdes' de San Juan y los 'azules' de la Santa Cruz son los cuatro barrios contendientes en una pugna con escasas reglas y en la que el contacto físico es la clave para alzarse con la victoria.
Los 27 jugadores de cada equipo ('calcianti') se sitúan en cada mitad del campo de juego, un rectángulo de arena dividido por una línea blanca en la céntrica plaza de la Santa Cruz, y se valen de puñetazos, patadas y un sinfín de estratagemas físicas para inmovilizar al contrario, mientras sus compañeros intentan colar un balón en una portería tan larga como la línea de fondo.
Fútbol, rugby, boxeo y artes marciales mixtas convierten a los jugadores durante los 50 minutos que dura el partido en guerreros de otro tiempo, tras un exhausto entrenamiento que les lleva al límite física y psicológicamente.
Casi 500 años de historia
Con orígenes que se remontan al «harpastum» romano, se considera clave en su historia la fecha del 17 de febrero de 1530, cuando, debido al hambre provocada por el asedio de Carlos V a la ciudad, los florentinos salieron a la calle a jugar a la pelota como forma de burla hacia el enemigo.
Su popularidad fue muy rápida y el juego atrajo a grandes figuras de la época, como los Medici, la poderosa familia florentina del Renacimiento, y hasta tres papas: León XI, Clemente VII y Urbano VIII.
«Los florentinos lo hicieron para demostrar su orgullo», explicó a EFE el máximo responsable de este deporte, Michele Pierguidi, tras la semifinal de este año entre 'blancos' y 'rojos', que se clasificaron para la gran final del próximo 15 de junio.
Antes del inicio del partido, un centenar de figurantes vestidos con llamativos trajes de la época rememoraron el momento en que los florentinos decidieron plantar cara a las tropas del imperio español, llenando las calles de color y música.
«Miedo, coraje y pasión»
La receta para «el milagro» de este deporte se resume en tres ingredientes: el «miedo, coraje y pasión» de los 'calcianti', explica Pierguidi, para que el espectáculo cumpla las expectativas de los centenares de exigentes seguidores de cada barrio situados detrás de las porterías.
Pero también hay «mucho entrenamiento en los deportes que son útiles», señala a EFE Hervi, jugador de los 'rojos' de Santa María Novella que se estrenó en la arena de la plaza de la Santa Cruz hace 11 años y que ahora celebra emocionado junto a la hinchada roja el pase a la gran final.
«La primera vez que lo juegas, el partido empieza y termina. No entiendes qué sucede en el medio», sostiene este 'calcianti', al que hasta la final le quedan por delante días de intenso entrenamiento, pero también momentos de pertenencia a un barrio por el que se dejan sangre, sudor y lágrimas sin recibir un euro a cambio.
El Calcio Storico «representa a una ciudad entera que en el mes de junio se transforma», según Hervi, cuyo cuerpo muestra el dureza de este deporte, cubierto de heridas que se mezclan con la arena del terreno de juego.
Extrema violencia
Esta lucha tan feroz, explica Pierguidi, resulta «difícil de entender, incluso para algunos florentinos», debido a una extrema violencia que causa a los jugadores un rosario de lesiones, desde contusiones y brechas, hasta fracturas de huesos y traumatismos craneoencefálicos que ponen a prueba a la veintena de sanitarios que velan por su salud.
Pero a los 'calcianti' les anima «sentirse parte de un grupo, de un barrio, tener a unos hermanos al lado», un «resorte» para los participantes, con un abanico de edades que van desde los 20 hasta casi los 50 años.
El 15 de junio, los 'rojos' de Santa María Novella, defensores del título, se volverán a ver las caras con los 'azules' de la Santa Cruz en una arena que hace las veces de un coliseo donde estos gladiadores batallarán de nuevo sin descanso para ganar la final y convertirse en orgullosos héroes de Florencia.
Miguel Angel Salvatierra