Reikiavik, 8 may (EFE).- “Estamos preparados para actuar en cualquier tipo de escenario” y proteger el territorio de la OTAN, asegura a EFE Jesús Viñas Barciela, capitán de fragata que ha estado las últimas dos semanas al frente del buque español Álvaro de Bazán “mejorando las capacidades a nivel individual y colectivo” de los aliados en defensa antisubmarina.
En una entrevista desde el Álvaro de Bazán, atracado en el puerto islandés de Reikiavik para un descanso antes de volver a patrullar, Viñas Barciela subraya la importancia del ejercicio anual de guerra antisubmarina Mangosta Dinámica (Dynamic Mongoose), que se celebra en el Atlántico Norte, poniendo a prueba a la Alianza con escenarios complejos.
“Lo que perseguimos es mejorar nuestras capacidades a nivel individual y a nivel colectivo en defensa antisubmarina y, por supuesto, la celebración de este ejercicio en esta zona lanza un mensaje de que nosotros ahora mismo estamos preparados para actuar en cualquier tipo de escenario”, advierte.
Preguntado sobre cómo ha influido la guerra de Ucrania en el papel de España en la OTAN, el militar asegura que el objetivo desde hace años es mantener las amenazas lo más lejos posible.
“Estamos aquí intentando que eso no ocurra en nuestro país. No ahora porque haya ocurrido lo de Ucrania. Llevamos muchos años muy lejos de nuestras fronteras, tratando de que todas las amenazas se queden muy lejos. Cada vez lo estamos viendo más cerca y, como lo vemos más cerca, más cerca vamos a estar aquí disuadiendo a nuestros adversarios y preparados para defender, si hace falta, esta misma noche”, asegura el capitán.
La fragata española está contribuyendo a “apoyar la visión 360 grados de España en la OTAN”, que se fija no solo en el flanco oriental, sino también en el flanco sur, señala Viñas Barciela.
El Grupo Marítimo Uno (SNMG1) es un equipo de trabajo integrado multinacional que busca una actualización “constante y visible de la solidaridad y la cohesión” en la Alianza. Desde el 24 de abril, ha movilizado a 1.800 personas y doce buques, incluida la fragata Álvaro de Bazán, para un “entrenamiento intenso y desafiante” en un área de 200.000 millas cuadradas en el norte del Atlántico.
“Son unas maniobras eminentemente antisubmarinas”, explica, tras dos semanas trabajando en “una zona de mucho interés estratégico” para la OTAN, entre Noruega e Islandia.
El Álvaro de Bazán ha sido “una unidad más, trabajando con sus capacidades de guerra antisubmarina y de dominio aéreo”, con tareas también de defensa y coordinación aérea, en una zona, dice el capitán, “donde había muchos medios aéreos, aviones de patrulla marítima y helicópteros, donde es importante asegurar la seguridad y el tránsito aéreo”.
A modo de ejemplo, explica que, durante los ejercicios, se ha simulado que unas unidades denominadas ‘valiosas’ para la misión, tienen que ir del punto A al punto B, de Estados Unidos a Europa, y tienen que ser protegidas por otras unidades tipo escolta, como es la Álvaro de Bazán y otras fragatas que han participado en la misión.
Por ejemplo, ante “una amenaza submarina, los submarinos son unidades que tienen mucha ventaja por debajo del agua, pues son capaces de detectarnos, localizarnos y seguirnos a mucha distancia, y nosotros tenemos que ser capaces primero de evitar que ellos nos detecten y, por otro lado, hacer maniobras para que se fijen en otros buques y no en nuestra unidad valiosa, para que pueda cumplir su misión”, escenifica.
Viñas Barciela subraya que el ritmo al que avanza la tecnología submarina es “un desafío constante” para las Armadas. “Tenemos que estar en la brecha porque los adversarios y nuestros oponentes también quieren estar en la brecha y la superioridad la van a encontrar si nos abren el agujero tecnológico”, añade.
“Es fundamental para nosotros que nuestras capacidades estén al día, pero las capacidades no son solo materiales, son también nuestras personas, que nuestras dotaciones estén al día en las técnicas, tácticas y procedimientos, que, al igual que la tecnología, avanzan hoy en día muy, muy rápido”, explica.
La amenaza a la infraestructura submarina crítica también ha aumentado desde que empezó la guerra en Ucrania. En febrero, los servicios de inteligencia militar de Países Bajos acusaron a Rusia de estar mapeando desde el Mar del Norte su sistema de suministro de energía para determinar posibles puntos dónde interrumpir la distribución, lo que podría afectar a parques eólicos, cables de internet y gasoductos.
“Es algo que estamos estudiando y hemos visto que puede estar en peligro. Es cierto que países de nuestro entorno, como Noruega, están muy preocupados (…) Estamos poniendo nuestro empeño para apoyar la defensa de esas infraestructuras, principalmente con nuestra presencia”, concluye Viñas Barciela.
Imane Rachidi