París, 21 sep (EFE).- La lucha contra el cambio climático se ha convertido en el tema central de la visita de Estado del rey Carlos III del Reino Unido a Francia, donde en su segundo día este jueves propuso una «entente cordiale» entre ambos países para luchar contra esa amenaza que está «destruyendo el planeta».
Así lo hizo en un discurso pronunciado en el Senado francés, el primero de un monarca británico ante el legislativo de este país el acto central del día y la única vez que el rey tiene previsto hablar públicamente.
Ante parlamentarios franceses y británicos, Carlos III utilizó el simbólico tratado firmado en 1904 por su bisabuelo Eduardo VII y el rey francés Luis Felipe de Orleans, conocido como «entente cordiale», que puso fin a siglos de rivalidad y abrió una etapa de cooperación que se hizo real durante las dos Guerras Mundiales.
«Renovémosla para las generaciones futuras, para que se convierta en una 'entente' por la sostenibilidad, para responder de forma eficaz a la urgencia mundial en materia de clima y biodiversidad», señaló el monarca.
Apoyado en su reputación ecológica, el rey puso ese objetivo en el punto de mira de las relaciones entre ambos países, aunque París y Londres no parecen alineados en el camino a seguir para preservar el planeta.
En un momento en el que Londres parece acercarse a Europa, tras sufrir las primeras consecuencias del Brexit, Carlos III recordó los éxitos conseguidos cuando Reino Unido y Francia han marchado de la mano y propugnó profundizar en esa vía para afrontar los desafíos del momento.
Bien en Ucrania, ante «una nueva agresión injustificada» en Europa «80 años después de que, codo con codo lucháramos juntos por la liberación» del continente, o bien en la lucha contra el cambio climático, la alianza entre ambos países «tiene un potencial ilimitado», afirmó Carlos III.
Muy aplaudido, el monarca continuó su visita, ya acompañado de la reina Camila, que había acudido junto a la primera dama francesa a la Biblioteca Nacional para presentar un premio literario franco-británico.
La pareja real se dirigió a Saint-Denis, localidad situada al norte de París, donde visitaron una zona de 'fans' del Mundial de Rugby que acoge Francia estos días, así como un establecimiento de promoción del deporte entre jóvenes con problemas, y donde recibieron una camiseta del París Saint-Germain de manos de su presidente, Nasser Al-Khelaifi.
Posteriormente, visitaron la basílica de la localidad, donde reposan los restos de la mayor parte de los reyes de Francia, y un taller de empresas de alta costura, antes de dirigirse al centro de la capital.
Allí visitaron primero el mercado de las flores que hay en la isla de la Cité, en el río Sena, rebautizada hace unos años con el nombre de Isabel II y que Carlos III había pedido poder conocer en primera persona.
Visita a las obras de Notre Dame
Acompañados por la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, acudieron a pie a la catedral de Notre Dame, donde visitaron las obras de restauración del templo tras el incendio de 2019.
Allí se unió a la visita el presidente francés, Emmanuel Macron, junto a quien escucharon el testimonio de bomberos que lucharon contra las llamas y a varios artesanos que trabajar para la renovación total de la catedral, prevista para el año próximo.
Carlos III, cabeza de la iglesia anglicana, mostró entonces su emoción por el fuego que arrasó la cubierta de Notre Dame y pidió visitar el templo en su visita, la primera que efectúa a Francia tras su coronación.
Durante la visita, de unos 20 minutos, no pudieron ingresar en el templo, porque las obras que se desarrollan en su interior no lo permitían.
El rey y Macron acudieron posteriormente al Museo de Historia Natural, donde clausuraron un foro empresarial franco-británico de lucha contra el cambio climático.
El presidente francés rindió homenaje al rey por su «temprano» compromiso ecológico que, dijo, «sirvió para concienciar sobre este problema», pero también para «reunir fondos» en la lucha contra el cambio climático.
Carlos III terminará su visita de Estado este viernes en Burdeos, primera ciudad francesa en hermanarse con una británica y que durante muchos años fue ducado de Aquitania, bajo la corona británica.
Allí, donde se calcula que residen unos 39.000 británicos, visitará algunos viñedos y empresas locales manteniendo también el carácter ecologista del viaje.
Luis Miguel Pascual