Casas y vidas demolidas en los bordes de un parque indio propuesto para brillar en el G20

Un grupo de vecinos afectados por las demoliciones en el barrio de Mehrauli, en el sur de Nueva Delh. EFE/ David Asta Alares

Nueva Delhi, 16 feb (EFE).- Raju Khertla sostiene una invitación para la boda de su hija la semana próxima, cabizbajo frente a las ruinas del piso en el sur de Nueva Delhi donde residía desde hace dos décadas y que fue demolido por una polémica orden gubernamental, como decenas de otras propiedades en el linde de un parque arqueológico propuesto para brillar durante la cumbre del G20.

Un grupo de vecinos afectados por las demoliciones en el barrio de Mehrauli, en el sur de Nueva Delhi. EFE/ David Asta Alares

«Seguiremos adelante con la boda, qué otra cosa puedo hacer», explicó a EFE desde el barrio sureño de Mehrauli, una de las siete ciudades medievales engullidas por la capital y que alberga el icónico minarete de Qutub Minar, construido a finales del siglo XII.

INCERTIDUMBRE CON DOS MESES DE ANTELACIÓN

La incertidumbre comenzó de improviso el pasado diciembre, cuando el organismo público que controla el desarrollo urbano de la capital india, la Autoridad de Desarrollo de Delhi (DDA), pegó en los muros de algunas viviendas un notificación sobre las demoliciones en el barrio.

Los «ocupantes ilegales» tenían diez días para «remover todos los asentamientos» de los bordes del parque arqueológico de Mehrauli. De lo contrario, la «eliminación/demolición será llevada a cabo por el departamento y el coste será recuperado de los ocupantes ilegales».

Esta notificación causó una gran angustia en el barrio, explicó a EFE uno de los vecinos, Amit Chaudhary, residente en un apartamento de cuatro plantas en la zona de Goshiya y que defendió contar con todo el papeleo reglamentario, así como conexiones de agua y gas.

Las excavadoras llegaron a la zona el pasado viernes, tras una segunda carta de la DDA en el mismo tono, demoliendo decenas de pisos.

«Registramos una queja y presentamos toda la documentación que tenemos. Tenemos el registro de la zona, hemos estado pagando las tasas municipales y de propiedad por nuestros pisos durante años», lamentó.

La casa de Chaudhary se salvó, pero el bloque de apartamentos contiguo sucumbió por completo a las excavadoras.

Surejh, de 21 años y que creció en el piso ahora demolido, contemplaba con lágrimas en los ojos cómo unos obreros trataban de rescatar las pertenencias que su familia no logró poner a resguardo.

Las mismas lágrimas que derramaban algunas de las vecinas de un edificio colindante, todavía en pie pero lo bastante agujereado por los equipos de la DDA como para ser inhabitable, al recordar la demolición, durante una visita el pasado jueves del parlamentario local del Aam Admi Party (AAP, Partido del Hombre Común) Naresh Yadav.

«La gente está viviendo una situación crítica. No tienen casas y muchos tienen bebés de dos o tres años, algunos tienen exámenes en marzo. Te puedes imaginar el impacto que esto ha creado en ellos, su futuro ha sido destrozado», explicó Chaudhary, mientras decenas de vecinos exponían sus quejas a Yadav.

BATALLA ENTRE GOBIERNO Y OPOSICIÓN

La demolición se detuvo el pasado jueves, al menos temporalmente y tan bruscamente como comenzó, por orden del gobernador de Nueva Delhi, Vinai Kumar Saxena, un oficial nombrado por el Gobierno central y que se encuentra además al frente de la DDA.

Para los habitantes del barrio queda la duda de a qué se debe la súbita demolición de edificios, que en muchos casos cuentan con dos décadas de antigüedad. La medida es vista en clave política.

El AAP controla el Gobierno de Nueva Delhi pero la capital es técnicamente un territorio de la unión. Así, buena parte de las funciones, como la Policía o la DDA, recaen en la figura de un gobernador nombrado a dedo por el Ejecutivo del primer ministro, Narendra Modi, del partido nacionalista hindú Bharatiya Janata Party (BJP).

Ambas formaciones mantienen un tira y afloja en la capital desde hace años, y los vecinos se consideran víctimas del conflicto.

El AAP denunció, en cartas pidiendo la detención de la demolición y en las redes sociales, que se trata de una venganza del BJP por su derrota en unas elecciones municipales el pasado diciembre.

El BJP, por su parte, acusó al partido rival de «demarcar erróneamente hogares que estaban registrados oficialmente desde hace medio siglo», en palabras del vicepresidente de la formación nacionalista hindú, Baijayant Jay Panda.

CONFUSIÓN TOTAL

Las excavadoras han abandonado por ahora Mehralui, cuyo parque repleto de monumentos históricos ha sido propuesto como uno de los puntos a destacar a los delegados extranjeros que visitarán la capital el próximo septiembre durante la cumbre del G20 (formado por las veinte economías más desarrolladas y emergentes), según la agencia de noticias india PTI. Pero los habitantes temen que las demoliciones vuelvan a comenzar.

«Hay una confusión completa y nadie sabe qué va a pasar. Nadie sabe qué están haciendo, desde dónde han hecho la delimitación y nadie se ocupa de nada», lamentó a EFE Shahid sobre los escombros de su casa, mientras sostenía una bombilla asombrosamente intacta y recién recuperada bajo las ruinas.

Para este propietario de un bloque de cuatro plantas, erigido sobre un terreno adquirido por sus padres en los años noventa, la orden de detención llegó demasiado tarde.

David Asta Alares