Javier Albisu
Bruselas, 8 nov (EFE).- Aunque el multilateralismo y el Estado de derecho se encuentran «en retirada», y pese a la incertidumbre que la victoria de Donald Trump proyecta sobre las políticas climáticas, el comisario y negociador de la Unión Europea en la COP29, Wopke Hoekstra, cree que aún es posible limitar el ascenso de las temperaturas a 1,5 grados.
«Lamentablemente, para la humanidad no hay una mejor alternativa que trabajar juntos y hacer más para mejorar el clima y combatir el cambio climático», dice el comisario de Acción Climática en una entrevista con EFE y otros medios de comunicación en vísperas de la cumbre del clima de Naciones Unidas COP29 que arranca el lunes en Bakú.
Hoekstra confía en seguir encontrando maneras de cooperar pese a la «situación internacional realmente compleja y difícil», porque el cambio climático es «indiscriminado» y, si la humanidad no corrige el rumbo, cada vez serán más frecuentes eventos extremos como las recientes inundaciones de Valencia (España), que han dejado más de 200 muertos y miles de millones de euros en daños.
«Fue devastador lo que vimos en España, pero, si eso sirve de algo, que sea un recordatorio para todos nosotros de que veremos más de esto, y que, por lo tanto, necesitamos hacer más tanto en el ámbito de la mitigación como en la adaptación», agrega el democristiano neerlandés, que avisa del «daño que hay al otro lado de ese 1,5 ºC».
Es el calentamiento máximo que podría experimentar el planeta a final de siglo respecto a las temperaturas anteriores a la Revolución Industrial y evitar las peores consecuencias del cambio climático, un objetivo que la comunidad internacional se marcó con el Acuerdo de París de 2015.
Pese a que la política climática y la energía renovable ha avanzado notablemente, las emisiones globales de CO2 siguen creciendo.
«Alcanzar los 1,5 grados se vuelve cada vez más difícil, pero (…) no quiero renunciar a esa meta», comenta.
Ricos y pobres
En la COP29 se intentará alcanzar un acuerdo sobre el dinero que los países ricos trasladarán a los países en desarrollo a partir de 2025 para afrontar la crisis climática, cifras que servirán de base para que el año que viene en la COP30 de Brasil los Estados actualicen sus planes de recorte de emisiones.
Cumplir esos dos objetivos ya parecía una tarea difícil, y las perspectivas no dejan de empeorar de cara a la cumbre de Bakú, donde Hoekstra y el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, estarán entre los invitados más relevantes en un foro al que no irán los presidentes de Estados Unidos, China, la India, Brasil, Rusia, Alemania, Francia o la Comisión Europea.
En lo financiero, hay muchas dudas. Los países ricos se comprometieron en París a trasladar 100.000 millones de dólares a los Estados en desarrollo y vulnerables en 2020, y esa cifra solo se alcanzó en 2022. La Unión Europea puso 30.000 millones y Estados Unidos unos 6.000 y ahora toca hacer nuevas cuentas para después de 2025.
«Tendemos a hacer mucho más de lo que nos corresponde», dice Hoekstra sobre la contribución de la UE.
Donald Trump
El comisario quiere que en esta cumbre afloren más países donantes y que los que ya aportan lo hagan con más entusiasmo.
Su mensaje va dirigido a China y también a Estados Unidos, que genera gran incertidumbre pues, en su primer mandato, Trump retiró a EE.UU. del Acuerdo de París y aún no se sabe cómo actuará cuando asuma el poder en enero.
«Tenemos una historia compartida, tenemos un conjunto compartido de valores. Y estoy convencido de que también tendremos un futuro brillante junto con los estadounidenses», resume Hoekstra que negociará en Bakú con John Podesta, el enviado especial para Clima de la Administración de Joe Biden, aunque nadie sabe si Trump respetará esos compromisos.
China
El otro gran foco se cierne sobre China, en un ambiente de relaciones deterioradas entre Bruselas y Pekín a propósitos de los subsidios chinos a los fabricantes de coches eléctricos y los aranceles comunitarios para compensarlos.
«Hemos tenido conversaciones fructíferas, pero no siempre fáciles, con ellos en los últimos meses, especialmente en torno al nivel de liderazgo que creemos es justo esperar de ellos», dice el comisario de Acción Climática, que renovará en el cargo en la próxima Comisión Europea.
Pekín ha alzado la voz en particular contra el Mecanismo de Ajuste de Carbono en Frontera (CBAM) de la UE, que está en fase experimental y gravará las importaciones «sucias» de fuera de la UE en sectores como el cemento o el acero.
«Saben tan bien como nosotros que es una medida para prevenir la fuga de carbono y no otra cosa», sostiene Hoekstra.
El comisario tampoco concede demasiada importancia a los intentos de China de utilizar la COP29 para condenar las medidas comerciales unilaterales, al tratarse de «un país que ha inundado el mercado europeo en el ámbito de los autos y también en el de los paneles solares con productos altamente subsidiados», concluye.