Contando los días para ver agua potable en los grifos un año después

Vecinos de Pozoblanco durante el reparto de agua con camión cisterna. Las últimas lluvias de Semana Santa han llenado los pantanos andaluces pero en el norte de Córdoba cerca de 80.000 vecinos siguen sin agua potable en sus grifos, una situación que se prolonga ya durante un año y que está a la espera del resultado positivo de los análisis que se están efectuando para acelerar el proceso que devuelva la normalidad al abastecimiento de la población. EFE/Salas

Luis Ortega

Pozoblanco (Córdoba), 8 abr (EFE).- Las últimas lluvias de Semana Santa han llenado los embalses de toda Andalucía y cerca de 80.000 vecinos del norte de Córdoba, sin agua potable en sus grifos desde hace un año por los efectos de la sequía, cuentan con alivio, ansiedad e incertidumbre los días para volver a tener un abastecimiento normal.

A pocos kilómetros del embalse de Sierra Boyera, que abastece a las comarcas cordobesas del Guadiato y Los Pedroches y que se secó en abril del pasado año, Jessica Rebollo, vecina de Belmez, subraya a EFE que el agua de la borrasca Nelson ha sido «muy bien recibida» y la población ya espera los trabajos de ejecución para poder volver a tener agua potable en sus grifos, que es lo que más necesitan.

Cuando Sierra Boyera se quedó sin agua, las administraciones optaron por el bombeo desde la presa de La Colada como opción más rápida para restablecer el suministro, si bien los análisis para certificar su idoneidad mostraron una contaminación por carbono del agua procedente del nuevo embalse que se mantiene hasta hoy y que las nuevas lluvias deberían solventar.

«Hasta nuestros mayores contaban que con la edad que ya cuentan algunos de ellos no habían vivido nunca un momento así», señala Rebollo, quien reconoce que la situación ha sido «complicada» ya que, a la rutina diaria de tener que ir a por agua a las «cubas» de reparto, ha habido «problemas cotidianos como la propia ducha con agua turbia».

Garantizar la potabilidad

Vista del embalse de sierra Boyera. Las últimas lluvias de Semana Santa han llenado los pantanos andaluces pero en el norte de Córdoba cerca de 80.000 vecinos siguen sin agua potable en sus grifos, una situación que se prolonga ya durante un año y que está a la espera del resultado positivo de los análisis que se están efectuando para acelerar el proceso que devuelva la normalidad al abastecimiento de la población. EFE/Salas

Si en el ámbito doméstico la situación puede llegar a ser insostenible, para la hostelería y la restauración es «insufrible», según relata a EFE Francisco Luna, que regenta un establecimiento en Pozoblanco para el que necesita «mucha agua» que recoge de los camiones cisternas que cada día durante el último año han recorrido las poblaciones del norte de Córdoba para garantizar el abastecimiento.

«Es ir prácticamente todos los días a por agua, porque es para verduras, patatas, pescado, para hacer sopa o estofado», argumenta Luna, quien espera que con las lluvias de Semana Santa, que han sido recibidas con alivio a pesar del «destrozo» para la hostelería, «el problema ya esté solucionado».

Pero en los corrillos que se forman alrededor de las mangueras de los camiones para llenar garrafas de entre 5 y 8 litros son escépticos tanto por el tiempo que tardarán en contar con «agua limpia» en sus grifos como por la «calidad» de la misma una vez haya superado todos los controles sanitarios pertinentes para garantizar su potabilidad.

«Esperemos que se solucione la cosa cuanto antes, pero aun así tenemos que concienciarnos las personas un poquito y no tirar el agua como se ha estado tirando antes», critica Juan Fernández, vecino de Pozoblanco que reconoce la necesidad de «tener mucho cuidado con el agua que se gasta».

«El agua de La Colada no sirve ni para fregar, ni para lavar verduras, ni para nada de comida, lo único es para bañarnos y aún así sales con picores en la cabeza», lamenta Fernández, quien espera una solución «definitiva» para que el abastecimiento esté garantizado hasta en periodos de sequía prolongada como la que ha sufrido la zona, especialmente en el último año.

Proceso ni rápido, ni sencillo

Vecinos de Pozoblanco durante el reparto de agua con camión cisterna. Las últimas lluvias de Semana Santa han llenado los pantanos andaluces pero en el norte de Córdoba cerca de 80.000 vecinos siguen sin agua potable en sus grifos, una situación que se prolonga ya durante un año y que está a la espera del resultado positivo de los análisis que se están efectuando para acelerar el proceso que devuelva la normalidad al abastecimiento de la población. EFE/Salas

Por el momento, con la cantidad de agua almacenada en Sierra Boyera, al 70 por ciento de su capacidad, los vecinos del norte de Córdoba pueden contar con agua garantizada hasta el próximo año y, aunque sus grifos se cerraron de un día para otro, recuperar el abastecimiento normal «no es tan fácil» y debe hacerse «cumpliendo todos los protocolos establecidos», según señalan desde la Junta de Andalucía.

El delegado del Gobierno de la Junta en Córdoba, Adolfo Molina, detalla que Emproacsa, empresa pública de la Diputación de Córdoba, está realizando analíticas diferentes en diversos puntos de la red que «tienen que dar positivo varias veces» y no se trata de un proceso ni rápido, ni sencillo.

Además, es necesario «limpiar» las tuberías de conexión y distribución para eliminar cualquier resto de contaminación que pueda dejar el agua que pueda existir en la red antes de mezclarla o sustituirla por la de Sierra Boyera cuando se autorice el suministro, por lo que la solución se puede prolongar al menos unos días más.

Conexiones limpias y sin pérdidas, tratamientos de potabilización de última generación para eliminar cualquier contaminación y mejoras en las estaciones de depuración de la zona son algunas de las medidas que ya se han puesto en marcha y que restablecerían el suministro este mismo mes de abril.

Sin embargo, la borrasca Nelson aceleró la solución con una semana se lluvias intensas y ahora los vecinos solo esperan con «incertidumbre alivio y algo de ansiedad» los «certificados de calidad» para, con seguridad y tranquilidad, poder contar de nuevo con un elemento básico como el agua un año después.