
Málaga, 21 mar (EFE).- El cineasta británico Mark Gill ha llevado a la gran pantalla la vida del fotógrafo japonés Masahisa Fukase y el resultado ha sido el largometraje ‘Ravens’ (‘Cuervos’), con el que se ha completado este viernes la presentación de los veintidós títulos de la sección competitiva del 28 Festival de Málaga.
La coincidencia con el lanzamiento comercial de la película en Tokio, donde tiene su previsto su estreno el próximo 28 de marzo, ha impedido la presencia en el Festival del director y de algunos de los actores protagonistas de esta coproducción en la que participan España, Francia, Japón y Bélgica.
En representación del elenco artístico ha acudido el actor José Luis Ferrer, que ha explicado que no ha «intelectualizado» su personaje, «porque en el guion estaba clarísimo y se entendía perfectamente, y estaba tan bien escrito que cada escena era una pequeña obra de teatro».
«No necesitaba encontrar intelectualmente una razón, una motivación o un entendimiento, era mucho más visceral y eso es lo que ha guiado el proceso», ha añadido el actor, que ha calificado como «una experiencia gozosa y liberadora trabajar con máscara y desaparecer detrás del personaje».
«Trabajé libremente, pero estaba muy bien sujeto por el texto, y con decir las palabras salía solo, era dejarse llevar en una interpretación muy espontánea», ha señalado Ferrer, que ha admitido que no ha tenido «que pasar por ningún proceso doloroso de actor torturado».
Se ha sentido «feliz por estar en una película fundamentalmente artística, porque no hay tantas películas así», y ha agregado que «un artista como Mark Gill ha hecho su visión sobre otro artista».
Una de las grandes apuestas de la película es su estética, y su director de fotografía, Fernando Ruiz, ha señalado al respecto que, «a nivel visual, fue un sueño tener un guion como este, y todo el trabajo de Fukase fue una inspiración tremenda».
«Su obra es muy personal y muy cruda, y eso guio el tono visual de la película. Todos los días en el rodaje me preguntaba si Fukase estaría orgulloso si estuviera ahí. Era una responsabilidad muy grande, porque son personas reales, y había que representar su vida de una forma que estuviese orgulloso», ha señalado Ruiz.
La película, casi íntegramente en japonés con algunos pasajes en inglés, se ha rodado en Tokio, incluso en algunos escenarios reales como el bar Nami, que Fukase frecuentó durante muchas noches, ha apuntado el productor David Barrera.
Según Barrera, en la película hay «un trasfondo social y se narra la historia japonesa, pero se trabaja un contexto multicultural, la búsqueda de un ser humano para ser un estandarte en el mundo del arte», porque Fukase «fue uno de los primeros que luchó para convertir la fotografía en arte».