
Sagrario Ortega
Madrid, 23 mar (EFE).- Hay que remontarse a 1860 para encontrar al primer detective privado de España, que se anunciaba en un periódico como «policía particular» y aportaba una dirección. Es la primera referencia sobre los inicios de esta profesión en nuestro país y el hilo del que ha tirado Óscar Rosa para radiografiarla en un libro que ha salido a la venta esta semana.
Se titula 'De Baker Street al Paseo de la Castellana' (Editorial Ariel), obra de un detective que durante doce años ha sacado la lupa para documentarse sobre la realidad y la ficción de una profesión que lleva en la sangre, porque no en vano es hijo de un detective y hermano de otros tres, con despacho en Málaga y una oficina en Madrid, difícil de encontrar pese a situarse en la Castellana.
'Historia y servicios de los detectives privados' es el antetítulo del libro, de 316 páginas, donde el autor parte de esta premisa: «La profesión en sí misma y todo lo que la rodea, siempre ha suscitado un fascinación particular, envuelta en un halo de romanticismo».
Una fascinación de la que es culpable la ficción. Y de ese detective «icónico» de las novelas y de las películas trata la primera parte del libro, en la que también hace un repaso de la simbología que ha utilizado la profesión, desde la lupa, la llave o la pipa a animales como el búho, el lobo, el zorro el águila, según explica el autor en una entrevista con EFE.
«Ya desde finales del siglo XIX, toda novela, toda obra de teatro, si en su título llevaba la palabra detective, ya era garantía de éxito», subraya Rosa, que no solo ha indagado sobre personajes tan famosos como Sherlock Holmes o Fantomas, sino también sobre otros menos conocidos pero que en conjunto han convertido a esta figura «misteriosa, intrigante, enigmática e ingeniosa, en una especie de mito».
Pese a que todos hemos leído alguna novela de detectives o visto películas o series, es un profesión «de la que se conoce muy poco», recalca Rosa, quien desde su experiencia ha comprobado cómo la gente se sorprende cuando les descubre las diferencias entre la realidad y la ficción.
Lo que se pregunta la gente y las 36 respuestas de Óscar Rosa
Por eso, ha querido dedicar una parte de su libro a responder a las preguntas que se hace la gente para desvelarles que, por ejemplo, solo pueden investigar un delito privado a instancias de un cliente -nunca un asesinato, puntualiza-, que en España no llevan pistola, que para serlo hay que estudiar tres años o que no llevan un solo caso durante meses -como ocurre en las novelas-, sino 2, 3, 4 o hasta 5 a la semana.
Frente a ello, la ficción nos presenta a un «icono detectivesco» porque, según Rosa, «mola más un personaje que sea alcohólico, que tenga problemas con las drogas, que esté divorciado o peleado con la mujer, que una persona con una vida normal».
Incluso, la ficción refleja una especie de animadversión de las fuerzas de seguridad hacia el detective por «meter las narices donde no debe». «Eso en España no pasa, porque la colaboración es extraordinaria», enfatiza el autor.
Muy pocas veces se trasmite la realidad de la profesión, reitera Rosa, que precisamente por eso ha decidido escribir este libro, para responder a preguntas como estas: ¿Cómo se llega a ser detective?, ¿Es peligrosa la profesión?, ¿Cuáles son las dudas éticas de un detective y cómo las enfrenta? o ¿Qué valor judicial tienen sus informes?, entre las 36 que se recogen en la obra.
La Vigilancia y Seguridad Mercantil: la agencia pionera
Veintiocho años más tarde del anuncio de ese «policía privado» en Madrid, el exjefe de la Policía en Barcelona Daniel Freixa inaugura en la Ciudad Condal la agencia de detectives 'La Vigilancia y Seguridad Mercantil', enfocada a informes comerciales, pero que ofrecía también «información sobre toda clase de asuntos».
Fue pionera, como lo fue en Madrid la agencia 'Balbuena', abierta en 1900 y la primera que se definió como «policía particular».
Inglaterra, Francia o Estados Unidos nos llevaban medio siglo de ventaja en la creación de las agencias, pero España se la lleva a muchos países en la regulación de la profesión y en su formación. «Estamos a la cabeza», dice Rosa.
España la reguló en 1951 e implantó una formación obligatoria en 1981.
Hoy en día, según datos de la Asociación Profesional de Detectives Privados de España referentes a 2023, hay alrededor de 1.100 despachos de detectives y más de 5.000 profesionales habilitados.
Las mujeres detectives: más paciencia y más empatía
De ellos, poco más de una cuarta parte son mujeres. Hacen el mismo trabajo que los hombres, pero tienen unas cualidades innatas muy favorables para ese trabajo, según Rosa, como «su paciencia, su empatía, su resistencia, su no cejar en el intento…».
Recuerda el autor que Kate Warne, de la agencia estadounidense 'Pinkerton' y la primera mujer detective en su país, decía que un hombre con una copa de más y ante una mujer se soltaba la lengua y contaba todo lo que tenía que contar.
Desvela Rosa en su libro que la primera mujer española detective aparece en un anuncio del año 1925, se llamaba Carolina Bravo y era de Barcelona.
Le siguieron unas cuantas, que en aquellos años se llamaban «señoritas detectives», en una copia de las «ladys» de EEUU e Inglaterra y porque en es época las mujeres tenían que tener el permiso del marido o del padre para poder trabajar.
Por eso, las detectives o eran solteras o su marido o padre no sabían que trabajaban en esto. Eran «más valientes, más discretas, más resolutivas y más eficaces», apostilla Rosa.
En cuernos, en la media europea; en engañar a la empresa, a la cabeza
Inevitable es hacerle al autor esta pregunta: ¿Se ponen muchos cuernos en España? La respuesta es esta: «No tenemos un porcentaje más alto del que pueda haber en otros países de nuestro entorno; estamos en la media».
Pero donde nos salimos es en el absentismo laboral injustificado, en engañar a la empresa. Y como prueba, el autor aporta en el libro unos cuantos titulares de prensa y, entre ellos, algunos como estos: «Un detective pilla pescando y cazando tres días a un trabajador de baja y lo despiden» o «Despedido un trabajador pillado 'in fraganti' en la playa y de compras mientras imputaba los kilómetros a la empresa».
¡Ojo! con estas prácticas, porque una parte importante de la carga de trabajo de los detectives son encargos de empresas para comprobar si tu baja está justificada. Hay mucho dinero en juego. EFE
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