Detectan una ‘gloria’ en un exoplaneta, un fenómeno similar al arcoíris

Impresión artística de una "gloria" en el exoplaneta WASP-76b. Cada "gloria" es única, dependiendo de la composición de la atmósfera del planeta y de los colores de la luz estelar que incide sobre él. Fotografía facilitada por la ESA, trabajo realizado por ATG bajo contrato para la ESA. CC BY-SA 3.0 IGO. EFE

Redacción Ciencia, 5 abr (EFE).- El arcoíris es uno de los fenómenos ópticos más bellos de la Tierra que sólo se ha observado una vez en Venus. Pero, si los datos se confirman, el satélite europeo Cheops ha descubierto un efecto similar, el «efecto gloria», en WASP-76, un exoplaneta a 637 años luz.

Esta «gloria» extrasolar, formada por anillos concéntricos de luces de colores, ha sido detectada por Cheops, una misión de la Agencia Espacial Europea (ESA) para caracterizar exoplanetas.

Según sus datos, este fenómeno se proyecta directamente sobre la Tierra desde la infernal atmósfera de WASP-76b, un gigante gaseoso similar a Júpiter.

Este efecto que se produce a menudo en la Tierra, sólo se ha observado una vez en el planeta Venus y, si se confirma, será la primera vez que se detecte fuera del Sistema Solar.

Por ahora, los datos de Cheops sugieren que el calor insoportable y la luz de la cara iluminada por el sol del exoplaneta WASP-76b, y la noche interminable de su lado oscuro, pueden estar formando la primera «gloria» extrasolar, que se produce cuando la luz se refleja en nubes formadas por una sustancia perfectamente uniforme pero hasta ahora desconocida.

Hasta ahora no se ha visto antes ninguna «gloria» fuera de nuestro Sistema Solar porque «requiere unas condiciones muy peculiares», explica Olivier Demangeon, astrónomo del Instituto de Astrofísica y Ciencias del Espacio de Portugal y autor principal del estudio.

«De entrada, se necesitan partículas atmosféricas casi perfectamente esféricas, completamente uniformes y lo suficientemente estables como para poder ser observadas durante mucho tiempo. La estrella cercana al planeta tiene que brillar directamente sobre él, con el observador -en este caso Keops- justo en la orientación correcta».

«Es importante tener en cuenta la increíble escala de lo que estamos presenciando», subraya Matthew Standing, experto en exoplanetas de la ESA.

«WASP-76b está a varios cientos de años luz, es un planeta gigante gaseoso intensamente caliente en el que probablemente llueva hierro fundido. A pesar del caos, parece que hemos detectado los signos potenciales de una ´gloria´. Es una señal increíblemente débil», dice.

Un planeta infernal con extremidades asimétricas

WASP-76b es un planeta ultracaliente similar a Júpiter menos masivo que nuestro primo rayado pero con casi el doble de su tamaño.

Este exoplaneta orbita en torno a su estrella anfitriona doce veces más cerca de lo que Mercurio orbita en torno al Sol, y está «hinchado» por una intensa radiación.

Desde su descubrimiento en 2013, WASP-76b ha sido objeto de un intenso escrutinio y ha surgido una imagen extrañamente infernal.

Una de las caras del planeta está siempre orientada hacia el Sol y alcanza temperaturas de 2.400 grados Celsius. Aquí, los elementos que formarían rocas en la Tierra se funden y evaporan, sólo para condensarse en el lado nocturno, ligeramente más frío, creando nubes de hierro de las que llueve hierro fundido.

Pero lo más desconcertante es la asimetría en las regiones más externas que se observan cuando el exoplaneta pasa por delante de su estrella anfitriona.

El estudio se completó con datos de misiones de la ESA y la NASA, como TESS, Hubble y Spitzer.

 

Parecidos pero no iguales

Aunque el efecto de la «gloria» crea patrones similares a los del arcoíris, no son lo mismo. El arcoíris se produce por refracción, cuando la luz atraviesa gotas de agua, lo que hace que la luz blanca se divida en sus distintos colores y cree el conocido arco redondo de un arcoíris.

La «gloria» se forma cuando la luz pasa entre una abertura estrecha, por ejemplo entre las gotas de agua de las nubes o la niebla. Así, la trayectoria de la luz se dobla (en este caso se difracta), creando casi siempre anillos concéntricos de color, con interferencias entre las ondas luminosas que crean patrones de anillos brillantes y oscuros.