Hoy, 30 de marzo, se celebra el Día Internacional del Trastorno Bipolar. Unos 140 millones de personas en el mundo lo padecen. Pero, ¿qué conlleva esta enfermedad? Te lo contamos
El Trastorno Bipolar es un trastorno de ánimo que se caracteriza por sufrir altos y bajos extremos en el estado anímico. Los síntomas aparecen solo en la fase maníaca o hipomaníaca, donde existe una fluctuación entre la euforia y la depresión. El resto del tiempo pueden ser personas asintomáticas. Hablamos de periodos en los que se mantienen estables. Pero no se pasa tan rápidamente como se cree de un estado a otro. Además, es un tipo de trastorno que no tiene que ver con las relaciones interpersonales, al contrario que otros como el Trastorno Límite de Personalidad.
La manía y la hipomanía son dos tipos diferentes de episodios con los mismos síntomas. La manía es más grave y causa mayores problemas en el trabajo, la escuela y las actividades sociales. Esta fase puede acabar en una desconexión con la realidad.
Ambos episodios se caracterizan por presentar tres o más de estos síntomas:
- Episodios anormales de optimismo, nerviosismo o tensión
- Aumento de actividad, energía o agitación
- Sensación exagerada de bienestar y confianza en uno mismo (euforia)
- Menor necesidad de dormir
- Locuacidad inusual
- Frenesí de ideas
- Distracción
- Tomar malas decisiones
La edad media en la que suele aparecer el Trastorno Bipolar es alrededor de los 25 años. Es una de las enfermedades que más discapacidad producen y la que menos se comprende. Además, su tratamiento debe ser personalizado. Normalmente consta de medicación combinada con psicoterapia, pero no existe un tratamiento único.
Muchos famosos han reconocido padecer un Trastorno Bipolar. Vincent Van Gogh fue diagnosticado póstumamente y se conmemora este día porque es su fecha de nacimiento. Otros famosos afectados son: Mariah Carey, Mel Gibson, Mike Tyson, Edgar Allan Poe, Britney Spears o Kurt Cobain, entre muchos otros.
Una cosa debemos tener clara y es que las personas con Trastorno Bipolar no son diferentes a nosotros. Simplemente tienen una enfermedad con la que conviven, como hace cualquier otra persona con una enfermedad de otro tipo.
En nuestra sociedad, los trastornos mentales aún están estigmatizados y tenemos que intentar, poco a poco, cambiar esa percepción para lograr hacerles la vida más fácil a estas personas. ¡Está en nuestra mano! Solo tenemos que poner un poco de nuestra parte y aprender a ver con otros ojos.
En estos días de confinamiento, tenemos que ser especialmente comprensivos con las personas que sufren enfermedades mentales. El hecho de estar encerradas en casa no ayuda a sus patologías y pueden experimentar episodios de ansiedad, tristeza, depresión, malestar físico o, incluso, apatía y desgana. Por ello, es importante ayudarlas a mantenerse activas dentro de lo posible.
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