Dacca, 1 may (EFE).- Unicef calificó este domingo de «gran avance» la inscripción de los primeros diez mil niños rohinyás refugiados en Bangladesh en un programa educativo que utiliza el plan de estudios de Birmania (Myanmar), aunque lamentó que más de 100.000 menores siguen sin contar con acceso a las escuelas.
«En un gran avance para los niños rohinyás refugiados en los campamentos de Cox’s Bazar de Bangladesh, se han inscrito los primeros diez mil niños para recibir educación basada en el currículum nacional de su país natal, Myanmar. Este hito será alcanzado este mes», dijo Unicef en un comunicado.
El proyecto fue lanzado por Unicef el pasado noviembre, tras ser aprobado por el Gobierno bangladesí en enero de 2020.
Según la agencia de la ONU, se trata de «un paso crítico para asegurar el derecho fundamental a la educación» de los refugiados y prepararlos «para su regreso a Birmania».
El programa piloto cubre a una mayoría de niños de entre 14 y 16 años «que han quedado atrás en su educación», y Unicef espera aumentarlo en fases para que todos los menores en edad escolar estudien bajo el currículo de Birmania en 2023.
El 52 por ciento de los 926.561 refugiados que residen actualmente en esos campamentos de Bangladesh son niños, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Unicef indicó que unos 300.000 menores de entre cuatro y catorce años tienen acceso a programas educativos, aunque se trata de una «medida de emergencia» en un sistema «mayoritariamente informal» y que no proporciona una educación secundaria.
Unos 100.000 menores adicionales carecen actualmente de acceso a la educación, dijo Unicef.
El anuncio llega después de que un grupo de 25 organizaciones en favor de los derechos humanos, entre las que se encuentran Amnistía Internacional (AI) y Human Rights Watch (HRW), instase esta semana a las autoridades bangladesíes a reabrir las escuelas comunitarias rohinyás.
Según los firmantes, desde el pasado diciembre se cerraron o desmantelaron unas 30 escuelas dirigidas por la comunidad rohinyá en los campamentos de Cox’s Bazar, creados tras los retrasos en la implantación del programa de Unicef.
Las autoridades bangladesíes han negado, sin embargo, haber desmantelado los centros.
Unos 738.000 rohinyás huyeron a Bangladesh desde agosto de 2017 por la ola de violencia desatada en Birmania, que la ONU calificó de ejemplo de limpieza étnica y un posible genocidio, crímenes de lesa humanidad que investigan los tribunales internacionales.