Alicia García de Francisco
San Sebastián, 24 sep (EFE).- Lleva desde los 17 años trabajando como actriz y aunque ha realizado labores de producción y guion, Dolores Fonzi no estaba obsesionada con ser directora, aunque ahora, tras el buen recibimiento de su ópera prima, «Blondi», en su Argentina natal, se plantea repetir la experiencia.
«Blondi» es una de las seis cintas argentinas que compiten en Horizontes Latinos del Festival de San Sebastián -«cinco dirigidas por mujeres», apostilla en una entrevista con EFE-, un lugar que la emociona especialmente porque fue el primer certamen al que acudió cuando tenía solo 22 años.
«Para mí es el mejor festival del mundo», afirma la actriz y ahora directora, que se muestra impaciente por ver la película con público europeo, algo que pasará esta noche. «Seguramente llore», afirma divertida.
Bebiendo mate y con muchas risas, Fonzi habla de «Blondi», una historia de una madre y un hijo que se relacionan de forma cuanto menos peculiar, quizás porque apenas se llevan 16 años y se comportan más como amigos.
«Empecé con la idea de trabajar sobre una madre y un hijo» junto a Laura Paredes, recuerda. Eso era 2017 y tras tener el guion escrito empezó a buscar financiación y a trabajar con los productores y en ese proceso fue cuando pensó en dirigirla.
Una labor muy diferente y más gratificante que en sus trabajos como actriz. «Cuando actúas, solamente estás actuando para otro, que también es divertido. Obvio que sí, pero cuando es para vos, no sé, hay algo como del esfuerzo, y todo toma otro sentido».
Y ser ademas actriz en la película le permitió realizar las dos labores a la vez. Estaba con sus compañeros de reparto, compartiendo escenas, y eso le permitía trabajar desde dentro.
«Vos estás dirigiendo al otro desde la escena, yo estoy acá actuando y el otro va tomando lo que vas diciendo y es como una propuesta en vivo. Es trabajar el material en vivo», reflexiona Fonzi.
Además, en esta labor como directora ha volcado toda su experiencia como actriz pero también de espectadora. «Siento que hay una referencia a todo el cine que he visto en mi vida, como el juego de cámara, tratar de hacer un plano un poquito más complejo, jugar con la como que la luz esté un poquito más exaltada».
Y tenía claro que en esta historia no había mucho espacio para lo contemplativo porque es una comedia en al que tenía que estar muy atenta al ritmo.
Una comedia en la que Fonzi interpreta a Blondi una muer que fue madre adolescente de su hijo Mirko (Rovito) y que forman parte de una divertida y extraña familia en la que la matriarca está interpretada por la gran Rita Cortese, la hermana por Carla Peterson y el cuñado por Leonardo Sbaraglia.
A Rovito lo descubrió por su papel de uno de los ayudantes del fiscal en «Argentina, 1985». «Yo buscaba a alguien parecido a mi, pero cuando lo vi, pensé: ‘está el padre acá presente’. Y ahí le dio otra capa al personaje que antes no había pensado»‘
Una intuición a primera vista que le salió bien porque Rovito es el contrapunto perfecto de Blondi en una historia divertida y tierna, en la que los protagonistas aprenden durante el proceso. Y una historia que funcionó muy bien en Argentina, donde fue vista por 60.000 espectadores.
¿Y porqué la abrumadora presencia de cine argentino en San Sebastián, donde hay 25 películas en las diferentes secciones? «Porque salimos campeones del mundo con el fútbol», dice Fonzi entre carcajadas.
Pero realmente cree que es por la resiliencia de los argentinos y su capacidad de «sobreadaptación a cualquier cosa».
«Bueno, hay que ver qué va a pasar ahora», dice seria en referencia al candidato presidencial de ultraderecha, Javier Milei, el más votado en las primarias, que ya ha anunciado su intención de eliminar el Ministerio de Cultura si gana las elecciones.
Por eso va a participar hoy en una «Acción del cine argentino», en la que los cineastas presentes en el Festival de San Sebastián van a defender el cine y la cultura argentinas.