Madrid, 9 oct (EFE).- La lucha contra el cambio climático y la pérdida de biodiversidad requiere «cambiar el chip» para estructurar productos financieros y que el dinero llegue realmente a proyectos que permitan hacer realidad la transición ecológica, según el director en España de Green Finance Institute (GFI), Eduardo Brunet.
GFI, organización sin ánimo de lucro nacida en Reino Unido, acaba de aterrizar en España con el objetivo de acelerar la transición del país hacia una economía sostenible, haciendo de puente entre el sector público y privado y ayudando a desarrollar nuevas herramientas financieras.
Inicialmente, en España, se centrará en impulsar el cumplimiento de los objetivos en descarbonización de edificios, pues si la meta prevista en la normativa es rehabilitar 300.000 viviendas al año de aquí a 2030, la realidad es que se están rehabilitando unas 30.000.
«Lo que vemos es que a pesar de la voluntad, a pesar de que se ha avanzado muchísimo en regulación, a pesar de los fondos Next Generation, sigue habiendo barreras estructurales» y dificultades para cambiar el «status quo», ha dicho Brunet en una entrevista con EFE.
El propio Gobierno, prevé que el 80 % de la inversión necesaria para cumplir el objetivo en vivienda debe venir del sector privado.
«Son cifras que marean pero que son posibles. En el sistema privado hay dinero de sobra y con muchas ganas de entrar en este segmento, siempre y cuando seamos capaces de estructurarlo en términos de riesgo, rentabilidad, plazos, volumen (…)».
El reto es de tal magnitud que para lograrlo «hay que cambiar el chip», hay que hacer las cosas de manera distinta y ese es el objetivo de GFI, ser el «catalizador» que permita llevar a la realidad los objetivos públicos con capital privado.
Se necesita la intermediación de un «broker» neutral que entienda de finanzas, de sostenibilidad, de taxonomía, etc y que, al mismo tiempo, comprenda los ritmos y las necesidades del sector público, ha defendido.
A modo de ejemplo, ha explicado que cuando nació GFI, en Reino Unido sólo había tres «hipotecas verdes». Tras tres años trabajando con el sector para innovar y posibilitar poner nuevas soluciones en mercado, ahora hay 61 y se han canalizado 1.500 millones nuevos de inversión.
Allí también trabajan en el desarrollo de programas de «bonos verdes locales» para posibilitar, de la mano de los ayuntamientos, que los propios vecinos puedan invertir pequeñas cantidades en iniciativas verdes en su entorno.
GFI no nace para convertir la financiación en verde, pues hay mucha gente que ya está haciendo eso, «nace para financiar verde, para llevar financiación a proyectos reales en la economía real», ha subrayado.
«Estamos soportados por capital filantrópico y lo que nos piden es impacto (…) Nos miden por la cantidad de financiación adicional que hemos llevado a proyectos reales en la economía real. No es financiación verde, es llevar financiación privada al mundo de la sostenibilidad», ha dicho el responsable de GFI, institución que en España cuenta con el respaldo de la Fundación Laudes.