Montreal/Madrid, 16 dic (EFE).- En América Latina «se calcula que, en promedio, el 94 % de las poblaciones de las especies está en declive» advierten desde WWF en la recta final de las negociaciones de la COP15 de biodiversidad.
La directora de Conservación de WWF México y coordinadora de Conservación de América Latina y el Caribe, María José Villanueva, y la coordinadora de Biodiversidad y Financiamiento de WWF México y líder global de Áreas Protegidas y Conservadas, Lucía Ruiz, señalan que el mundo está ante la «hora cero» para acordar un nuevo Marco por la Biodiversidad del planeta.
Añaden que el mundo se juega «la última oportunidad» para poner en marcha un cambio en la forma de interactuar con el planeta.
Más de una semana después de haberse iniciado las conversaciones, se esta llegando al momento clave en Montreal, aunque hasta ahora, indican las líderes conservacionistas, los negociadores se ha centrado en detalles en lugar de en los puntos importantes para asegurar un acuerdo mundial ambicioso sobre biodiversidad.
Así, detallan, se ha llegado a la fase ministerial con tensiones sobre los mecanismos para la movilización de recursos financieros que sea suficientes y ambiciosos, y de los que dependerá la implementación efectiva del nuevo marco de conservación.
Cerrar el Marco Global para la Biodiversidad -un equivalente al Acuerdo de París del Clima- representa una oportunidad única para asegurar el ambicioso y transformador plan para detener y revertir la pérdida de diversidad biológica para el 2030, en apoyo de la acción climática y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, señalan Villanueva y Ruiz en su escrito.
Se trata de un acuerdo en el que WWF considera fundamental que contemple la conservación del 30 por ciento de la superficie terrestre y marina en 2030, restaurar los ecosistemas degradados y contar con los pueblos indígenas y las comunidades locales.
También reclaman financiación alineada con resultados positivos para la naturaleza.
En este sentido consideran urgente abordar el impacto negativo de las finanzas sobre los recursos naturales, alineando los flujos financieros públicos y privados con las prácticas positivas para la naturaleza y las soluciones basadas en ella, y eliminando o reorientando los incentivos perversos, incluidas los subsidios perjudiciales.
«Según un informe reciente, el mundo gasta al menos 1,8 billones de dólares al año, lo que equivale al 2% del PIB mundial, en subsidios que impulsan la destrucción de la naturaleza y la extinción de especies, financiando de hecho nuestra propia extinción», detallan.