El alcohol incumple en su etiquetado: ni advertencias sanitarias ni valores nutricionales

Un cliente recorre los pasillos de una licorería en una imagen de archivo. EFE/George Frey

Adaya González

Cádiz, 13 sep (EFE).- Cuatro de cada diez bebidas alcohólicas obvian en sus etiquetas las advertencias de los riesgos de consumo para embarazadas, menores o conductores y solo el 22,2 % ha hecho efectivo su compromiso de detallar la información nutricional, aunque con diferencias: la cerveza es, de lejos, la que más cumple.

Así lo concluyen expertos del departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Autónoma de Madrid, del Centro Nacional de Epidemiología (CNE) y del Grupo de Trabajo de Alcohol de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) en un estudio presentado en la XLII Reunión Anual de esta sociedad científica financiado por la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas.

Conclusiones que les han llevado a invitar al Gobierno a regular el etiquetado del alcohol porque lo que está demostrado es que la voluntariedad no funciona. «Sencillamente, no cumplen. Siempre es así», señala el investigador del CNE Iñaki Galán.

Se trata de la primera investigación en Europa que mide la incorporación de advertencias sanitarias en el etiquetado del alcohol, algo que la Comisión Europea recomendó hacer antes de 2023 a través del Plan Europeo de Lucha contra el Cáncer.

También es de las pocas que analiza el cumplimiento del compromiso que la propia industria adquirió en 2022 de ofrecer los datos nutricionales, que varía según el sector: mientras el de la cerveza dijo que daría el 100 %, la de las espirituosas lo redujo al 66 %.

La del vino no se fijó ninguno pero, desde el pasado 8 de diciembre, tiene la obligación de especificar esta información en toda la producción que haya hecho a partir de entonces.

Hecha la ley, «hecha la trampa»

El estudio recopiló la información de todos los productos con una graduación superior al 1,2 % mostradas en las webs de cuatro cadenas de supermercados con una cuota de distribución del 40 % y dos establecimientos especializados. No incluyó las sin ni las 0,0, que, como todas las bebidas que no alcanzan ese porcentaje, están obligadas a dar esta información.

Los investigadores identificaron 942, pero solo localizaron dos tercios en comercios físicos: 170 cervezas, 306 vinos y espumosos, 68 licores, 48 vermús y aperitivos y 35 de otros tipos.

De las 627 resultantes, solo el 22,2 % proporcionó el aporte nutricional, pero las cervezas lideraron con un 56,5 %, seguidas de los licores (26,5 %), vermuts y aperitivos (16,7 %) y, muy por debajo, vinos y espumosos (2,9 %). Únicamente el 2,4 % dio la información completa (energía y macronutrientes).

Un 27,3 % enumeraba los ingredientes, pero mientras el 89,4 % de las cervezas los mencionaba, ningún vino o espumoso lo hizo.

«Es verdad que la dificultad que tiene el vino respecto a otras bebidas alcohólicas es que, dependiendo del tipo de uva, incluso dentro de la misma cosecha y de la zona, puede variar», asume el epidemiólogo.

Sin embargo, «eso tampoco tendría que ser una limitación, porque las características nutricionales de una bebida alcohólica tienen que ser muy simples porque no tienen prácticamente proteínas ni sal ni grasas».

Ocurre además que, hecha la ley, «hecha la trampa»; la nueva regulación europea permite que, en lugar de enumerarlos, los ingredientes y valores nutricionales puedan mostrarse a través de códigos QR o enlaces a sus webs.

«Y esto va a producir, como siempre, un problema de desigualdad», porque el acceso tecnológico y a una información proactiva «es mucho menor en las posiciones socioeconómicas más bajas» o en personas de más edad.

Solo el 19 % avisa del riesgo para los menores

El 63 % de las bebidas analizadas incluyó una única advertencia sanitaria; las del tipo «no consumir durante el embarazo» fue la más frecuente, ya que apareció en un 56,5 %, seguida de «no consumir en menores de 18 años», que se redujo al 19 %, y «evitar el consumo antes de conducir» (9,1 %). Solo el 15,3 % tenía dos mensajes y el 6,2 %, los tres.

Pero si el 81,8 % de las cervezas incorporó algún aviso, los licores se quedaron apenas en el 50 %.

«El sector del alcohol es muy reacio a introducir las advertencias sanitarias, sobre todo sabiendo lo que ha pasado con el tabaco, que primero empezó con mensajes pequeños, luego fueron muy grandes y después se pasó al empaquetado genérico», señala Galán.

La diferencia con el tabaco es que aún no se ha llegado a unos criterios de estandarización de los mensajes por parte de la OMS.

«Que el alcohol tiene un efecto negativo sobre el cáncer, eso no lo quiere poner nadie», prosigue. «Se está intentando llegar a un equilibrio y se está trabajando mucho con estudios cualitativos con los consumidores sobre la visualización, el formato, las características o los pictogramas y el impacto que pueda tener».

Experiencias de estos etiquetados hay de sobra en otros países donde previamente había resistencias a introducirlos. «En el momento en que un país abre la lata, van detrás otros», asegura Galán, que confía en que el Gobierno mantenga la puerta abierta a todas las medidas de salud pública como esta y con las que el Ministerio de Sanidad se está posicionando a favor.