Madrid, 27 abr (EFE).- Las temperaturas excesivas, como las que dejará este anómalo mes de abril, pueden producir calambres, agotamiento, malestar, mareo, dolor de cabeza y náuseas, pero otros síntomas, como la elevación de la temperatura corporal, podrían apuntar a algo más grave como un golpe de calor.
Con motivo de la actual ola de calor, que traerá hasta 40º en zonas de Andalucía, la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SemFyC) ha querido advertir de los efectos nocivos que puede acarrear sobre la salud, sobre todo en los grupos más vulnerables, que son los niños, las personas mayores o pacientes con enfermedades crónicas, neurológicas y psiquiátricas.
En este sentido, ha recordado que la mortalidad asociada al calor no solo se cuantifica por lo que se conoce como golpes de calor, que son los menos, sino por el agravamiento de patologías previas.
Un exceso de calor puede ocasionar una alteración en el sistema que controla la temperatura de nuestro cuerpo: «Normalmente, el cuerpo produce sudor para enfriarse, pero existen situaciones en las que no consigue su objetivo, la temperatura aumenta y se produce daño en nuestra salud», ha señalado María del Campo, vicesecretaria de la semFYC.
Ello puede traer consecuencias directas, como un aumento de la presión asistencial en los sistemas sanitarios y sociales, siniestralidad vial, laboral, ahogamientos, enfermedades por transmisión de agua y alimentos, así como otras causadas por flora y fauna marina o incluso fallos en infraestructuras energéticas, hídricas o de transporte.
Y también indirectas: incremento de enfermedades asociadas al calor, «agravamiento de las crónicas, complicaciones durante el embarazo, parto prematuro, menor peso al nacer, intoxicaciones alimentarias», ha enumerado.
Algunos de los síntomas derivados del calor excesivo son calambres musculares y el agotamiento por calor, que se caracteriza por tener malestar, mareo, dolor de cabeza y náuseas, y que suelen resolverse con reposo en un lugar fresco y con hidratación.
Pero si aparecen otros como elevación de la temperatura corporal, dolor de cabeza intenso o pérdida de calor, podría tratarse de un golpe de calor.
En la susceptibilidad al calor también influyen las condiciones en las que las personas viven y trabajan, por lo que las medidas de prevención deben abordar los determinantes sociales como son el ámbito geográfico, la contaminación, la densidad de la población, el entorno urbanizado, el nivel socioeconómico, el tipo de vivienda, y el acceso a recursos comunitarios, entre otros.
Para combatir esta primera ola de calor de 2023, el Programa de Actividades Preventivas y Promoción de la Salud de la semFYC, PAPPS, recomienda evitar salir de casa y realizar actividades que requieran un esfuerzo físico durante las horas centrales del día; en caso de obligación por el trabajo, aconseja alternar con periodos de descanso a la sombra y mantenerse hidratado.
Además, deben usarse gorras, sombreros, ropa holgada que transpire, gafas de sol con filtros homologados frente a radiaciones ultravioletas y protectores solares para la piel, evitar comidas copiosas y calientes en favor de frutas y verduras y beber agua de manera frecuente, no bebidas azucaradas ni alcohólicas.
Mantener fresca su vivienda, cerrando persianas y cortinas de las fachadas expuestas al sol de día, apagar la luz artificial y los aparatos eléctricos cuando sea posible, guardar medicamentos en un lugar fresco, no dejar en el interior del coche a personas con las ventanillas cerradas cuando estacione el vehículo o refrescarse cada vez que se necesite son otros de los consejos de la semFYC.