Granada, 25 jul (EFE).- Un estudio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha demostrado que las fuentes y alcantarillas influyen en la presencia de mosquitos en áreas urbanas y ha relacionado la acumulación de agua estancada con un mayor número de estos insectos que son clave en la transmisión de diferentes enfermedades.
La investigación, realizada por la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) junto a la Universidad de Granada (UGR), el Centro de Investigación Biomédica en Red de Epidemiología y Salud Pública y la Agència de Salut Pública de Barcelona (ASPB), ha revelado la vinculación entre el número de fuentes y el de mosquitos.
Según el estudio, las características ambientales y la estructura de los sistemas de alcantarillado y de las fuentes ornamentales influyen en la presencia de mosquitos nativos e invasores, como el mosquito tigre.
La investigación, que se basó en datos recopilados entre 2015 y 2019 en la ciudad de Barcelona, destaca que las fuentes sin sistema de recirculación de agua, las temperaturas moderadas y la acumulación de agua en el alcantarillado facilitan un aumento de las poblaciones de mosquitos en las áreas urbanas.
Los investigadores han estudiado la presencia de larvas de tres especies de mosquitos en infraestructuras de agua de los diez distritos de Barcelona con más de 230.000 visitas a 31.000 imbornales (elementos de saneamiento que trasladan el agua de escorrentía al sistema de alcantarillado) y más de 1.800 inspecciones a 152 fuentes ornamentales de Barcelona.
Los resultados han determinaron que los mosquitos utilizan con mayor frecuencia los imbornales que acumulan más agua y que un aumento de las temperaturas mínimas y de las precipitaciones se asocian a una mayor presencia de mosquitos en la ciudad.
En el caso de las fuentes, el estudio ha observado que los mosquitos colonizaban sobre todo aquellas que no presentan sistemas para la recirculación de agua y que poseen vegetación a su alrededor.
También se ha demostrado que el uso de tratamientos larvicidas puede ser efectivo para reducir la presencia de larvas en los imbornales de Barcelona, aunque deben repetirse periódicamente.
«Los programas de vigilancia y control de mosquitos requieren este tipo de evaluaciones que permiten poner en valor las evidencias para mejorar la gestión y la salud de las personas mediante una estrategia One Health», ha explicado el autor senior del estudio Tomás Montalvo.
Este hallazgo resalta la necesidad de monitorear y programar de forma adecuada los tratamientos larvicidas para lograr un control efectivo y sostenible de estos insectos, mediante la identificación de las infraestructuras con un mayor riesgo de colonización.
«Estos resultados proporcionan una valiosa información para comprender cómo la estructura de las ciudades influye en la presencia de los mosquitos y cómo con pequeñas actuaciones podemos reducir sus poblaciones», ha resumido la autora principal del estudio e investigadora de la EBD-CSIC Martina Ferraguti.