El efecto dominó de los exámenes a la nueva Comisión Europea que podría salpicar a Ribera

La candidata a vicepresidenta de la Comisión Europea, Teresa Ribera. EFE/Zipi Aragón

Bruselas, 1 nov (EFE).- Los veintiséis candidatos a comisarios en el nuevo Ejecutivo comunitario de Ursula von der Leyen afrontan del 4 al 12 de noviembre el reto de convencer al Parlamento Europeo de su idoneidad para el cargo, en audiencias en las que necesitarán ganarse el favor de aliados poco habituales e incluso rivales políticos.

Las nuevas mayorías de una Eurocámara más escorada a la derecha y el requisito de una mayoría de dos tercios de los grupos políticos para aprobar este «examen» crean el riesgo de que no todos los candidatos consigan luz verde a la primera y que el proceso se alargue más de lo previsto, llegando incluso a poder retrasar el comienzo de la nueva Comisión Europea.

Cada candidato se enfrentará a una audiencia de tres horas con las comisiones parlamentarias competentes de su cartera, tras la que se celebrá una reunión a puerta cerrada para determinar si dos tercios de los grupos políticos le validan para el cargo.

En esta fase sólo vota un representante de cada grupo político, el llamado «coordinador».

De no aprobar a la primera, el candidato tiene que responder preguntas por escrito, pero si las respuestas no convencen a los eurodiputados le pueden volver a convocar para una nueva audiencia más corta. En el caso de que no consiga la mayoría de dos tercios en esta ocasión, se convoca a la comisión parlamentaria al completo para un nuevo voto en el que sólo es necesaria una mayoría simple.

Si pese a todo el candidato no logra superar el filtro, el país que le nominó tiene que proponer a otro y el proceso empieza de cero, incluyendo un eventual cambio de cartera a decisión de Von der Leyen.

Varias fuentes parlamentarias dijeron a EFE que los veinte candidatos que se examinan primero -entre el 4 y el 8 de noviembre- no deberían tener problemas si demuestran solvencia y conocer la cartera que se les ha asignado ante los eurodiputados.

Más complicadas serán las seis audiencias finales, concentradas el martes 12 de noviembre, en las que comparecerán los candidatos a las vicepresidencias ejecutivas de la Comisión Europea y donde puede haber una suerte de «efecto dominó» entre partidos políticos.

El primer momento clave se dará con la audiencia del ultraconservador italiano Raffaelle Fitto, a primera hora de la mañana. Para llegar a la mayoría de dos tercios necesitará al menos a uno de los grupos que más críticos fueron con su designación como vicepresidente: socialdemócratas, liberales, verdes o izquierda.

Si ninguno de ellos le apoya, Fitto irá a la «reválida» de las preguntas por escrito, pero la consecuencia más importante será que el PPE -que defiende la idoneidad del italiano- podría desquitarse con alguno de los candidatos socialistas o liberales que se examinan más tarde ese mismo día.

«Si cae Fitto, caerá también Ribera», resume una fuente de los populares europeos, que señala a la española como la pieza más potente de los socialdemócratas en la nueva Comisión y apunta también al liberal francés Stéphane Séjourné, delfín de Emmanuel Macron.

En el caso de Ribera, ni siquiera los cuatro grupos de la mayoría que sostuvo a Von der Leyen serían suficientes: populares, socialdemócratas, liberales y verdes no llegan a una mayoría de dos tercios en ninguna de las tres comisiones que le van a examinar (Economía, Industria y Medioambiente).

Ribera tendrá que convencer o bien a La Izquierda (en la que están Sumar y Podemos) o bien a los ultraconservadores de Giorgia Meloni, donde ya no está Vox.

Los eurodiputados no tienen la capacidad de vetar individualmente a ningún comisario, pero sí recae sobre ellos la responsabilidad de dar luz verde a toda la Comisión Europea en un voto vinculante, por lo que si un candidato que les genera dudas no es retirado pueden amenazar con rechazar al Ejecutivo al completo.

Los Verdes están entre los más dispuestos a hacer descarrilar el conjunto, pero reconocen que es más sencillo atreverse a esa opción porque no tienen ningún comisario de su partido, mientras que socialistas y liberales reúnen a una tercera parte de los miembros de la nueva Comisión.

«Si (los grupos progresistas) se atreven a ir tan lejos como para cuestionar el colegio (de comisarios) estarán poniendo en riesgo el funcionamiento de la UE», subraya otra fuente popular.

Si Fitto, Ribera y otros candidatos se ven obligados a responder preguntas por escrito o acudir a una nueva audiencia, el calendario podría apretarse y poner en riesgo que el voto final en la Eurocámara sobre el colegio de comisarios tenga lugar el 27 de noviembre como se baraja ahora.

De no ser entonces, la Comisión Europea tendrá que entrar en vigor más tarde de la fecha esperada, que es el 1 de diciembre.

Laura Zornoza