El historiador Javier Martínez-Pinna: La unión de España y Portugal beneficiaría en todo

El historiador y profesor Javier Martínez-Pinna (Alicante, 1974) ha dicho durante una entrevista con EFE que la unión de España y Portugal acarrearía "beneficios en todos los órdenes a ambos países" y que "raro sería el sector que no los obtendría". EFE/Javier Martínez Pinna//SOLO USO EDITORIAL/SOLO DISPONIBLE PARA ILUSTRAR LA NOTICIA QUE ACOMPAÑA (CRÉDITO OBLIGATORIO)//

Sevilla, 5 feb (EFE).- El historiador y profesor Javier Martínez-Pinna (Alicante, 1974) ha dicho a EFE que la unión de España y Portugal acarrearía «beneficios en todos los órdenes a ambos países» y que «raro sería el sector que no los obtendría».

Autor de «Iberismo» (Almuzara), Martínez-Pinna revisa en este ensayo las dos tendencias históricas del iberismo clásico, la denominada dinástica, que estuvo vigente hasta el siglo XIX, y la de la tradición federal, vigente desde finales de ese siglo y defendida por los catalanistas de entonces.

No obstante, el historiador ha señalado que «el iberismo de hoy día aspira a una confederación en la que ambos países conservarían su soberanía, como el caso del Benelux», que integra a Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo mediante acuerdos políticos, económicos y culturales, y de ahí el término «Iberolux» acuñado por el alcalde de Oporto, Rui Moreria, en ese mismo sentido.

Esa idea de «Iberolux» tuvo repercusión y el entonces presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, presidente del PP, dijo que había que tomarla en consideración, ha recordado Martínez-Pinna.

«En el terreno político la unión de Portugal y España haría más fuertes a ambos países en el seno de la Unión Europea y serviría para contrarrestar el eje franco-alemán; la intensificación de esa relación también supondría beneficios económicos; en términos de Defensa facilitaría la custodia de las fronteras, y sería conveniente también para afrontar la financiación de la deuda pública y la mejora de los transportes», ha enumerado el autor.

Como historiador, Martínez-Pinna dedica la mayor parte de su ensayo a la historia de la Península Ibérica desde Roma hasta la actualidad y se detiene en el periodo de más de medio siglo en el que, entre el reinado de Felipe II y Felipe IV, ambos países fueron un único reino, para en los siglos posteriores no sólo llevar caminos distintos, sino «opuestos».

Las pérdidas de los imperios español y portugués es lo que hace, según el historiador, que en el siglo XIX los intelectuales de los dos países reparen en la posibilidad del iberismo como solución a la decadencia de España y Portugal, con autores como Oliveira Martins y Miguel de Unamuno, en una corriente de pensamiento de la que también formaron parte Cánovas del Castillo, Manuel Azaña y, más recientemente, autores como José Saramago, de la que ha recordado su novela «La balsa de piedra».

Aquel iberismo solo cundió entre los intelectuales, de ahí que los iberistas actuales «antes de entablar debates espinosos se esfuerzan en mostrar una historia común y unas formas de vida similares, para que la idea de la unión llegue al conjunto de la sociedad», tal y como hacen la «plataforma mediática» denominada «El trapezio» y los partidos políticos iberistas Iber, español, y MPI (Movimiento Partido Ibérico), portugués.

Según Martínez-Pinna, el iberismo también repercutiría en los nacionalismos disgregadores de España porque supone «un nacionalismo de naturaleza distinta, que no pretende ni romper el Estado ni agudizar las diferencias entre las distintas regiones», algo -ha puesto como ejemplo- comparable al «Risorgimento» italiano, que «aspira a unir a los pueblos y no a enfrentarlos».

Como prueba de la actualidad del debate, el historiador ha puesto la «Excepción ibérica» a la que han recurrido ambos países para afrontar la actual crisis energética y ha añadido que «en tiempos de crisis económica y de cierta desconfianza hacia la Unión Europea, el iberismo ayudaría a afrontar con más garantías los retos de un futuro cambiante y la conexión con América, la llamada Iberosfera».

Alfredo Valenzuela

  • primavera loranca