El Met de Nueva York hace un repaso por la historia de México a través de sus grabados

Una persona observa unos carteles durante la exposición 'Grabados mexicanos a la vanguardia' este lunes en el Museo Metropolitano (Met) de Nueva York (Estados Unidos). EFE/ Ángel Colmenares

Nueva York, 9 sep (EFE).- Grabados de vírgenes católicas, héroes revolucionarios, trabajadores, toreros y caricaturas políticas cuelgan ya de las paredes del Museo Metropolitano de Nueva York para hacer un repaso por la historia de México de la mano de artistas como José Guadalupe Posada y Diego Rivera.

La exposición, 'Grabados mexicanos a la vanguardia', abrirá sus puertas este jueves 12 de septiembre para lucir sus 130 xilografías, litografías y serigrafías y busca ir un paso más allá con conciertos de mariachi y charlas con expertos del museo en las que se compartirán relatos no contados sobre las obras.

«(En la muestra) hay algo para todos, ya sea un póster, folletos, arte en seda, sátira o periodismo», destaca a EFE en un pase previo de prensa el comisario de la muestra, Mark McDonald, quien además señala que la pieza más antigua es de 1746 y las más modernas son de la década de los 60.

Un colorido arte efímero con el objetivo de cautivar

Una persona observa unos carteles durante la exposición 'Grabados mexicanos a la vanguardia' este lunes en el Museo Metropolitano (Met) de Nueva York (Estados Unidos). EFE/ Ángel Colmenares

Para McDonald, una de las cosas más fascinantes de este tipo de arte es su carácter efímero, ya que la mayoría de las obras fueron diseñadas para ser de folletos, panfletos y carteles.

«Es maravilloso ver ejemplares sin pliegues, sin manchas, sin rasgaduras, y mostrarlos al público por primera vez», explica. La mayoría de las obras forman parte de la colección del museo, pero nunca se habían mostrado al público.

En este sentido, el curador del departamento de dibujos y grabados de The Met, dijo que este tipo de arte le recuerda al 'street art' o arte callejero y señala que es una de las razones por las que estos grabados están impresos en fondos de colores vivos, como el rojo -para un póster de 1920 que anuncia una exposición de artistas mexicanos en España- o el naranja, utilizado para un afiche sobre corridas de toros a principios del siglo XX-.

«El arte callejero tiene que ser fuerte, atractivo y cautivador», recalca el experto.

Otras obras son en color, como es el caso de la litografía 'La relación entre Estados Unidos y México' (1944) de Pablo Esteban O'Higgins. Pieza en la que llama la atención el color de las banderas de los dos países en contraste con los retratos en negro de los entonces presidentes de Estados Unidos y México, Abraham Lincoln y Benito Juárez; así como que se subrayó en rojo el texto: «Buenos vecinos, buenos amigos».

Esqueletos de Posada y los héroes de Rivera

Personas observan unos carteles durante la exposición 'Grabados mexicanos a la vanguardia' este lunes en el Museo Metropolitano (Met) de Nueva York (Estados Unidos). EFE/ Ángel Colmenares

El Met apunta que Posada ha sido muchas veces considerado como el padre del grabado en México, con una carrera que atravesó un periodo de profundos cambios políticos y sociales.

Por esa razón está entre las primeras obras presentadas con sus obras de representaciones de esqueletos realizando diferentes actividades cotidianas.

Después de la Revolución mexicana (1910-1920), de acuerdo con la muestra, el grabado resultó ser el medio ideal para los artistas que deseaban abordar preocupaciones sociales y políticas, así como expresar la resistencia ante el ascenso del fascismo en el mundo.

En el periodo posrevolucionario, los grabados se convirtieron en el medio principal para promover los valores artísticos, sociales y políticos.

Rivera, quien sobresalió en sus grandes murales sobre la cotidianidad mexicana, también se adentró en la litografía. De las paredes del Met cuelga su obra 'Emiliano Zapata' (1932), una estampa del revolucionario que junto a su caballo blanco pisa el cuerpo de un hombre «que representa la tiranía de los conquistadores del pasado».

Sarah Yáñez-Richards