Lagos, 1 mar (EFE).- Bola Ahmed Tinubu, exgobernador del estado de Lagos (corazón económico de Nigeria) y uno de los pesos pesados de la política nigeriana, ha añadido a su lista de triunfos vencer en las polémicas elecciones presidenciales del 25 de febrero como candidato del gobernante Congreso de Todos los Progresistas (APC).
Nacido en Lagos el 29 de marzo de 1952, Tinubu, de religión musulmana, se alzó con la victoria en su primer intento de conquistar la Presidencia del país más poblado de África.
Sus admiradores lo describen como un tecnócrata astuto, capaz de triunfar incluso en los escenarios más desfavorables.
Pese a ser conocido como un empresario adinerado que acumula inmuebles de lujo y acciones en todo tipo de negocios, desde hoteles hasta compañías aéreas, a menudo rememora sus orígenes humildes para conectar con el público joven de Nigeria.
Ha descrito cómo emigró en la década de los setenta a Estados Unidos, donde hizo todo tipo de trabajos pequeños para llegar a fin de mes hasta terminar con honores la carrera de administración de empresas en la Universidad Estatal de Chicago.
Una vez obtuvo ese título, trabajó con algunas consultorías estadounidenses.
Tinubu regresó más tarde a Nigeria y se hizo un hueco en la política nacional en 1993, cuando el general Ibrahim Babangida -líder del país desde su golpe de Estado de 1985- anuló los resultados de las elecciones presidenciales de ese año.
Entonces, el recién nombrado presidente electo se opuso a la decisión de Babangida, lo que le obligó a vivir en el exilio.
«Me disfracé con un gran turbante y una babanriga (una especie de túnica que se usa en muchos países del oeste de África) y escapé a Benín en una motocicleta», recordó Tinubu.
Pero incluso desde el extranjero, Tinubu no dejó de coordinar e incluso financiar una campaña para restaurar la democracia en su país natal, algo que los nigerianos lograron en 1999, después de que las dictaduras militares imperasen en la nación desde 1966, con un paréntesis democrático de 1979 hasta 1983.
EL «PADRINO DE LAGOS»
Para defender su candidatura presidencial, Tinubu ha echado mano de sus logros como gobernador del estado de Lagos, que acoge a la ciudad más poblada de Nigeria y su capital económica, desde 1999 hasta 2007.
Entonces consiguió aumentar la recaudación de impuestos de Lagos, multiplicando sus ingresos por diez durante su mandato.
También facilitó la construcción de grandes infraestructuras y mejoró los servicios de recogida de basura.
Pero sus críticos señalaron a Tinubu por haber disfrutado de presuntos contratos irregulares, lo que le permitió acumular una gran fortuna.
Tinubu -apodado «el padrino de Lagos»- ha aparecido en el centro de varios escándalos que lo relacionaron con supuestos negocios sucios.
A principios de los años noventa fue investigado por las autoridades estadounidenses por presuntos delitos de tráfico de heroína hasta que llegó a un acuerdo con ese país y pagó una multa de 460.000 dólares.
Así, durante su campaña electoral Tinubu tuvo que defenderse de numerosas acusaciones que pusieron en duda desde su edad -él dice tener 70 años, pero algunos de sus rivales aseguran que es mayor- hasta su inocencia en algunos presuntos casos de corrupción.
A menudo, Tinubu se ha limitado a rechazar con firmeza esas quejas.
UNA VICTORIA POLÉMICA
Incluso después de vencer en la carrera presidencial más reñida de la historia de Nigeria, la polémica continúa ligada al nombre de Tinubu.
El anuncio de los resultados de los comicios por parte de la Comisión Electoral Nacional Independiente (INEC) llegó hoy entre acusaciones de fraude de los partidos en la oposición, que lamentaron que la transmisión electrónica de los resultados de las mesas electorales no se pudiese llevar a cabo de manera completa.
Era la primera vez que Nigeria usaba en unas elecciones generales esa tecnología, adoptada para impedir posibles irregularidades.
Según la INEC, sus principales rivales, Atiku Abubakar, del Partido Democrático de los Pueblos (PDP), y Peter Obi, del Partido Laborista (LP), obtuvieron el 29 % y el 25 % de los votos, respectivamente.
Tinubu, por su parte, recibió el 36 % de los sufragios.
«Sé que a algunos candidatos les resultará difícil aceptar los resultados electorales. Están en su derecho de buscar un recurso legal. Lo que no es correcto ni defendible es que se recurra a la violencia», señaló el presidente electo, en su primer discurso después de conocer los resultados de los comicios.
De esta manera, el candidato del partido gubernamental pidió calma a todos sus compatriotas, incluidos sus simpatizantes.
Tinubu hereda una nación asolada por una inseguridad creciente en algunas partes del país, con ataques constantes de bandas criminales que secuestran a civiles para exigir lucrativos rescates, grupos yihadistas y rebeldes independentistas.
También deberá hacer frente a la devaluación de la moneda local (naira), una inflación galopante y el elevado desempleo, pese a que Nigeria destaca como el principal productor de petróleo de África y la economía más grande del continente.