Madrid, 5 abr (EFE).- El Real Madrid está sumido en una profunda crisis que parece no tener fin y que le ha llevado a perder 14 de los últimos 25 partidos que ha disputado, dejando el liderato tanto en la Liga Endesa como en la Euroliga, para más inri, en manos de su máximo rival, el Barcelona.
Tras una década plena de éxitos y títulos, el Real Madrid parece haber perdido la esencia que lo catapultó al triunfo con la llegada de Pablo Laso al banquillo madridista.
El juego rápido, brillante y la exuberancia ofensiva de su juego de perímetro se han perdido por las lesiones, las enfermedades y, quizás, también por la veteranía de algunos de sus jugadores.
Diez grandes jugadores no hacen un gran equipo. Hace falta algo más. Equilibrio, confianza y continuidad entre otras muchas cosas que el Madrid parece haber perdido con la entrada del año 2022.
La derrota en Madrid, en Liga, ante el Barcelona el pasado 23 de enero fue el detonante. Desde entonces, más penas que alegrías sin que se vea la luz al final del túnel.
A la pregunta de si el Real Madrid tiene mal equipo, la respuesta contundente es no. Y además va segundo en Liga y Euroliga. Entonces, ¿Por qué esta crisis?
La respuesta podría estar en el perímetro. Demasiados cambios de base tras las salidas de Sergio ‘Chacho’ Rodríguez, Luka Doncic y Facundo Campazzo, ninguna deseada por el club.
El estadounidense Nigel Williams-Goss no ha acabado de dar lo que se esperaba de él y el francés Thomas Heurtel es una buen anotador, pero no un generador de juego y su defensa no es la mejor de sus cualidades.
Sergio Llull y Rudy Fernández siguen siendo muy grandes, pero la edad comienza a pasar factura y no siempre pueden echarse el equipo a la espalda. Anthony Randolph y Trey Thompkins, los dos cuatros con los que el Madrid marcaba diferencias en España y en Europa están, por sus respectivas largas lesiones, a una distancia sideral de sus prestaciones de hace un par de temporadas.
Y tampoco está Jaycee Carroll, aunque siga figurando inexplicablemente en la web del club como integrante de la plantilla.
Hasta la llegada de Walter ‘Edy’ Tavares a Pablo Laso se le acusaba de no saber jugar con pívots grandes, aunque su juego exterior lo suplía casi todo. Ahora, Tavares es casi el único punto de apoyo de un equipo que ha perdido casi todas sus referencias y que no encuentra el punto de apoyo para salir de la crisis.
El Madrid está sobreviviendo a base de trabajo y de defensa, pero un equipo campeón necesita más. Eso sí conviene no matar antes de tiempo a unos jugadores contrastados, ganadores y que se han ganado con sus títulos el derecho a ser tenidos en cuenta.
Ricardo Molinelli