Málaga, 5 jun (EFE).- El ritmo al que aumenta el nivel del mar en España se ha duplicado en los últimos 30 años: 2,8 milímetros cada año, frente a los 1,6 milímetros que subió anualmente entre 1948 y 1993, según constata un trabajo liderado por el Instituto Español de Oceanografía (IEO).
«La aceleración de la velocidad a la que sube el nivel del mar refleja que la amenaza actual que representa el cambio climático, lejos de estar en vías de solución, se está agravando», ha explicado este lunes en un comunicado Manuel Vargas, físico del Centro Oceanográfico de Málaga del IEO-CSIC y autor del trabajo.
El trabajo, publicado recientemente en la revista Geosciences, analiza series mensuales de nivel del mar en diferentes puertos alrededor de las costas atlánticas y mediterráneas de la península Ibérica, así como de los archipiélagos canario y balear.
Para el análisis, desarrollado por el IEO en colaboración con el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA), se han empleado datos procedentes de mareógrafos que se remontan a principios de la década de 1940, así como datos de altimetría procedentes de satélites desde 1993.
El equipo científico ha analizado además la contribución de distintos factores a este ascenso del nivel del mar, y ha concluido que en todas las regiones analizadas, una parte de este ascenso se debe al calentamiento de las aguas, lo que produce la expansión térmica de las mismas y el consiguiente aumento de su volumen.
Esta contribución la han cuantificado en cerca de 0,8 milímetros por año, pero el factor más importante es el aumento de la masa de agua, presumiblemente originado en la fusión de los hielos de Groenlandia y la Antártida, un factor que habría contribuido al ascenso de 1,4 milímetros al año aproximadamente.
Vargas ha indicado que para países como España, con una gran extensión de costa, «esta subida del mar tendrá efectos graves, como el retroceso de la línea de costa y pérdida de playas, o el mayor impacto de los temporales sobre las construcciones e infraestructuras costeras».
El estudio pone de relieve la necesidad de mantener sistemas de vigilancia y monitorización de los mares para «conocer exactamente los cambios que se están produciendo en ellos», según el científico.