Qom (Irán), 25 jun (EFE).- En Qom, la ciudad de los clérigos iraníes, los votantes quieren a un presidente que siga las políticas del fallecido presidente ultraconservador Ebrahim Raisí, sobre todo en cuestiones religiosas y en la imposición del velo islámico.
En los alrededores del mausoleo de Fátima al-Masuma, hermana del octavo imán de los chiíes, el imán Reza, se respira una atmósfera religiosa, casi todas las mujeres van cubiertas de cuerpo entero y abundan los clérigos, con sus distintivos turbantes.
Se trata de un estampa muy alejada del relativamente moderno -en términos iraníes- norte de Teherán, con sus cafés y chicas jóvenes con melenas al aire, donde muchos dicen que no votarán en las elecciones presidenciales del próximo viernes como gesto de desobediencia.
Aquí casi todos afirman que votarán y que lo harán por los conservadores, de hecho cuanto más conservador mejor, y alaban a Raisí, quien murió en un accidente de helicóptero el 19 de mayo, lo que ha conducido a las elecciones anticipadas del 28 de junio.
Durante el mandato de Raisí se intensificó la represión contra críticos, activistas y periodistas, y en especial contra las mujeres por la falta de uso del velo, lo que provocó las mayores protestas contra la República Islámica en años y que se saldaron con 500 muertos.
“En las elecciones de 2021 voté por Ebrahim Raisí y ahora votaré al candidato que quiera seguir el mismo camino”, dice a EFE Abbasi, un comerciante de ropa de 59 años.
“Votaré a Saeed Jalili o a Mohamad Baqer Qalibaf”, explica el comerciante, padre de dos hijos.
La mayoría de los entrevistados por EFE aseguraron haber votado al ultraconservador Raisí en 2021 y ahora oscilan entre Qalibaf, presidente del Parlamento, exgeneral de la Guardia Revolucionaria y exalcalde de Teherán, y Jalili, un hipernacionalista más conservador que Raisí.
Jalili y el reformista -políticos que buscan cierta apertura del país- Masoud Pezeshkian lideran las falibles encuestas iraníes, seguidos de cerca por Qalibaf.
El hipernacionalista, que ejerció de negociador nuclear, parece ser el candidato más apreciado por los vecinos de Qom, ciudad santa situada a unos 140 kilómetros al sur de Teherán, y que es el centro religioso de la República Islámica, con su abundancia de seminarios religiosos.
En la capital se bromea con que la principal exportación de Qom son clérigos.
Imposición del velo
Uno de ellos explica a EFE que para él “los asuntos religiosos deben ser la prioridad”.
“El presidente debe de hacer cumplir las leyes islámicas, asegura Mohammadi, clérigo de 48 años, quien llama la atención sobre el atuendo de las mujeres.
“Las mujeres deben vestirse como dice el islam”, subraya el religioso.
Un punto de vista que apoya Masumeh, ama de casa de 51 años vestida con chador, prenda negra que cubre todo el cuerpo excepto la cara, que afirma que tiene que discutir en casa a quién van a votar.
“Estoy en contra de que las mujeres no lleven hiyab”, sentencia.
Afirma que está de acuerdo con la campaña que puso en marcha el Gobierno en abril para reimponer el uso del velo, prenda que muchas mujeres han dejado de usar tras la muerte de Mahsa Amini en 2022 tras ser detenida por no llevar bien puesto el velo islámico.
La premio Nobel de la Paz Narges Mohammadi ha afirmado que las autoridades iraníes han convertido las calles de Irán en “un campo de batalla contra las mujeres” con esa campaña para reimponer el hijab.
Masumeh asegura que su principal preocupación es la economía y la alta inflación de en torno al 40 % que golpea al país, algo en lo que coincide con los cerca de 50 de iraníes entrevistados por EFE.
Pero hasta en la principal ciudad religiosa de la República Islámica se encuentran jóvenes descontentos.
“No voy a votar. No puedo confiar en sus promesas”, dice a EFE Maryam, programadora informática de 24 años que lleva el velo solo por la coronilla, en la zona más moderna de Qom, alejada del mausoleo.
Además considera que el trato que reciben las mujeres que no usan hijab “no es humano, en algunos casos es brutal y estoy en contra de ello”.
Jaime León