La Paz, 3 jun (EFE).- La expresidenta interina de Bolivia Jeanine Áñez presentó este sábado el libro «Jeanine, De Puño y Letra», un compendio de más de un centenar de manuscritos en los que habla de su vida en la política, su detención desde hace más de dos años y sus «vivencias como presa política».
«Escribir este libro desde la cárcel no ha sido fácil, primero por el temor a que las hojas manuscritas sean requisadas por las guardias del penal y, en segundo lugar, porque lo he hecho a mano rehaciendo muchas veces, fueron días y noches escribiendo una y otra vez», cuenta Áñez en la introducción.
La expresidenta interina reitera que fue «secuestrada» hace más de dos años por el Gobierno de Luis Arce y el Movimiento al Socialismo (MAS), que dirige el exmandatario Evo Morales, y recuerda «las escenas macabras» de todas sus «vivencias como presa política».
Carolina Ribera, hija de Áñez, dijo a EFE que la publicación de este libro era un sueño para su madre y que «es su testimonio como presa política y expresidenta de Bolivia por sucesión constitucional».
«Desde el 13 de marzo de 2021 (día en el que fue detenida Áñez) le quitaron todo, menos su fe, sus convicciones y su resistencia», añadió.
Ribera reiteró que a su madre la «mantienen incomunicada» y le «impiden recibir visitas que no sean de su familia», sin embargo, «mantiene la esperanza de una Bolivia libre y con verdadera justicia, la que le niegan todos los días desconociéndola como expresidenta con derecho a un juicio de responsabilidades».
Todas esas notas manuscritas las fue recopilando Luis, un cuñado de la expresidenta, quien fue el encargado de hacer el libro.
El expresidente colombiano Andrés Pastrana hizo el prólogo del libro en el que señala que «los acontecimientos dramáticos que están ocurriendo en Bolivia desde fines de 2019 (…) permiten afirmar que Jeanine Áñez es hoy día una mártir de la democracia».
En la introducción del libro, Áñez afirma que «los momentos de tensión y de zozobra por la convulsión» de 2019 «tienen su origen: el capricho de Evo Morales por no dejar el poder».
«La estabilidad política del país no se habría afectado, si tan solo los gobernantes hubieran respetado y practicado la democracia, pero no fue así y, desafortunadamente, los bolivianos vivimos la violencia que todos conocemos», añade.
Bolivia vivió jornadas de fuertes enfrentamientos tras las elecciones del 20 de octubre de 2019, que dieron como ganador a Morales para un cuarto mandato consecutivo, entre denuncias de fraude que llevaron a que él mismo anulara los comicios y luego renunció a la Presidencia del país denunciando ser víctima de un «golpe de Estado».
Áñez, hace un mes, demandó al Estado boliviano ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por negarle un juicio de responsabilidades.
La expresidenta interina en un principio fue detenida por el caso «golpe de Estado I», en el que se le acusa de terrorismo, del que luego derivó el proceso «golpe de estado II», por el que fue sentenciada a 10 años de prisión en junio de 2022 por situarse «indebidamente» en línea de sucesión constitucional después de la renuncia Morales y de otras autoridades.