El conjunto madrileño logró tres puntos vitales (0-1) para salir de la mala racha y afrontar el duelo ante el Castilla con energías renovadas
El Fuenlabrada afrontaba el derbi consciente de lo que había en juego. El equipo había entrado en una mala dinámica, de esas que si no se frenan a tiempo pueden terminar costando una temporada. Tras cuajar un buen partido ante el Alcorcón, perder con diez ante el Mérida había generado frustración en el conjunto del sur de Madrid. Para alivio de la afición y de los propios jugadores, esa rabia se aprovechó sobre el césped y se convirtió en fuerza y resiliencia.
Salieron los visitantes con ganas de revertir la situación y de ganar protagonismo sobre el terreno de juego. Por mucho que jugaran fuera, se resistieron a darle la iniciativa a los locales. Con el paso de los minutos, los centrocampistas fuenlabreños fueron ganando terreno, haciéndose con los balones divididos, y encerrando a un Sanse que no terminaba de encontrar la salida a la presión visitante.
La muralla local resistió hasta el minuto 18: Cubero llegó, imparable, a línea de fondo, donde metió un pase atrás que Enzo remató sin oposición. Lejos de replegarse, el Fuenlabrada mantuvo el plan inicial, vendiendo caro cada metro de terreno e impidiendo que el Sanse pudiera salir con el balón jugado. Los locales solo tuvieron una ocasión destacable en la primera mitad: un tanto anulado a Arturo por fuera de juego. Los primeros 45 minutos se tiñeron de azul, mientras Cubero – con un uno contra uno -, Iban, Diego y Aguirre intentaban aumentar la cuenta. Pedro López, el guardameta local se hizo gigante ante su portería, salvando ocasiones claras que podrían haber cerrado el partido antes de alcanzar el ecuador.
El Fuenlabrada resistió los últimos arrebatos de los locales
Mere movió el banquillo en la segunda mitad, intentando, a la vez, ser continuista con el juego de control que estaba ejerciendo el equipo, y refrescar a aquellos hombres que empezaban a notar el cansancio en sus piernas. Así, introdujo en el campo a David Amigo, Álvaro Barbosa, Álvaro Bravo y Álex Alegría, que entraron al terreno de juego para sustituir al goleador Enzo, Márquez, Iván Salvador y Aguirre.
La dinámica no cambió con el paso de los minutos: el Fuenlabrada continuaba apretando, encadenando ocasiones, ante un Pedro López que sostenía a los suyos: frenó a Iban, Diego y Aguirre, en una distintas ocasiones y un potente zurdazo de Cubero desde la frontal. Sus paradas daban esperanza al Sanse, que con el paso de los minutos, viéndose cerca en el marcador, empezó a confiar en la posibilidad de lograr el empate.
La inercia de los locales, combinada con la frustración y los nervios del Fuenlabrada, convirtieron los últimos minutos en una etapa mucho más sufrida de lo que debería haber sido viendo el partido en conjunto. Pese a todo, los visitantes lograron resistir los últimos arrebatos del Sanse y se hicieron con los tres puntos en un partido clave para espantar fantasmas.
El Fuenlabrada se hizo con la victoria en un encuentro trabajado, donde, pese a no tener fortuna de cara a portería, el equipo demostró que sabe salir de las malas dinámicas. El siguiente objetivo, el próximo domingo ante el Castilla. Los de Mere intentarán, con el apoyo de su gente, cerrar el 2022 de la mejor manera.