Madrid, 5 abr (EFE).- Declarar la guerra biológica al mejillón cebra se perfila como la única vía en España para acabar en aguas abiertas con una de las especies exóticas invasoras más dañinas del mundo por su impacto ambiental y económico, pero su aplicación requiere de más inversión e investigación para adaptarla al país.
En Estados Unidos llevan años aplicando con éxito un sistema desarrollado por científicos del Museo de Nueva York hace más de una década, basado en el uso de una bacteria pseudomona modificada genéticamente para que genere una toxina que ataca en exclusiva al género Dreissena.
Así, su «suelta» en aguas abiertas mata a los ejemplares de esta especie sin afectar al resto de animales o plantas con los que comparte hábitat, ha explicado a EFE la jefa del Servicio Técnico de la Confederación Hidrográfica del Júcar y experta en esta invasora, Concha Durán.
El problema radica en que esta bacteria se introduce en el agua en forma de polvo y para acabar con el mejillón en un embalse se necesitarían unas cantidades de producto que generarían unos niveles de sedimentos que podrían aterrar los embalses más antiguos, lo que hace inviable aplicarla en España, ha lamentado.
El mejillón cebra, que causa graves daños ambientales en los ecosistemas en los que se implanta y en las infraestructuras a las que se adhiere formando racimos de grandes dimensiones, está presente en ocho de las quince demarcaciones hidrográficas de España y ha colonizado más de sesenta embalses.
En concreto, está en Ebro (primera demarcación en la que se hallo en España, en 2001), Guadalquivir, Cuencas Mediterráneas Andaluzas; Guadalete y Barbate; Tinto, Odiel y Piedras; Júcar, Distrito de Cuenca Fluvial de Cataluña y Segura (última en la que aparecieron especies adultos, en 2022).
Además, es novedad su aparición en Portugal, país con el que «compartimos dos cuencas», ha recordado Durán.
En España, se salvan, por el momento, las demarcaciones Miño-Sil, Galicia Costa, Cantábrico Oriental, Cantábrico Occidental, Duero, Tajo, Guadiana, es decir, la parte de España «silicia».
En algunas de estas últimas se han llegado a encontrar larvas pero nunca ejemplares adultos, lo que indica que no reúnen las condiciones para la supervivencia de la especie, mientras que en la España «calcárea» sí que se asienta debido, seguramente, a que para formar su concha necesita de carbonato cálcico.
Entre los grandes vectores de dispersión de esta especie destacan la pesca, la navegación y los trasvases o transferencias de agua, ha añadido la experta, que ha explicado que aunque ya existen métodos físicos, químicos, biológicos o mecánicos para evitar su entrada y propagación en instalaciones cerradas, éstos no pueden aplicarse en aguas abiertas porque «matarían» a todo ser vivo.
Por ejemplo, en las potabilizadoras se suele hiperclorar al principio del tratamiento, mientras que en otras instalaciones se aprovechan los meses fríos para hacer transferencias de agua, ya que las larvas de mejillón cebra necesitan de temperaturas más elevadas para sobrevivir.
Según la experta, sólo hay un caso en el mundo en el que se haya logrado erradicar completamente al mejillón cebra en aguas abiertas mediante «guerra química».
«Fue en Australia, en la bahía de Darwin. Tras hallar mejillón cebra, declararon catástrofe nacional, la cerraron durante 40 días y la trataron con hipoclorito. Murió todo», ha subrayado Durán, que ha apuntado que, posteriormente, las especies autóctonas la recolonizaron, lo que fue posible por su apertura al océano.
MÁS DE DOS CICLOS REPRODUCTORES
«En el caso de España, sinceramente, no creo que se pueda erradicar salvo que se desarrolle la vía biológica», algo que por el momento se ha visto frenado por «motivos técnicos» y por falta de investigación.
En Estados Unidos, la técnica se ha testado con éxito en casos concretos, fundamentalmente, embarcaderos, pero el objetivo sería poder «limpiar» los embalses en su integridad.
«Confío en la ciencia. Salvo que la investigación avance en otras líneas, actualmente, la única opción es la guerra biológica. Es la técnica en la que tengo más esperanza porque es lo que más se asemeja a la naturaleza».
Durán ha abogado también por conocer mejor cómo vive aquí el mejillón cebra, pues mientras en otros sitios han documentado que tiene dos ciclos de reproducción, en España están observando que tiene más, debido, seguramente, a que las temperaturas del agua son más elevadas.