Conversamos con Javier Ramos, Rector de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, para hablar sobre cómo se está afrontando la crisis sanitaria del coronavirus desde el ámbito de la educación universitaria.
Javier Ramos, Rector de la URJC. ¿Cómo estás viviendo profesionalmente este momento de urgencia que estamos atravesando? ¿Y a nivel personal?
Está siendo un periodo de reto profesional para poder dar las respuestas que la universidad va necesitando, teletrabajando muchas horas y enfrentando las necesidades que iban surgiendo día a día de la mejor manera posible.
A nivel personal, imagino que lo he vivido como muchas familias: junto a mi mujer nos hemos adaptado a las complicaciones en el día a día con nuestros tres hijos y compaginándolo lo mejor posible con las responsabilidades de la universidad. Algunos momentos más complicados y otros que he podido disfrutar de ese tiempo en familia.
Por suerte, no he tenido pérdidas cercanas, pero pienso en las miles de familias rotas, que han sufrido pérdidas irreparables de seres queridos, que han vivido la angustia de no saber nada de ellos durante días. Me preocupan las personas mayores que, tras una vida de sacrificio, pueden estar asustadas y solas. Y, ahora, lo que viene por delante con la crisis económica.
Desde que se cancelaron las clases presenciales, las universidades han tenido que adaptarse a la educación online en un periodo de tiempo exprés. ¿Cómo ha sido este proceso?
Los tiempos difíciles amplifican las actitudes, sacan lo mejor y lo peor de las personas. En el caso de la URJC, hemos hecho una transformación digital que teníamos preparada en nuestro plan estratégico. Pero la teníamos preparada a 5 años y hemos tenido que hacerla corriendo de urgencia en dos semanas. Eso ha puesto un estrés a todo el equipo muy fuerte.
También tiene sus ventajas: hemos acelerado algunos proyectos que teníamos pensado hacer. Y no ha sido solo un trabajo del equipo de gobierno de la universidad, sino de todo el personal y del profesor de a pie que se ha involucrado.
Entonces, ¿qué tal se ha adaptado el personal docente?
Los datos hablan: 40.000 conexiones diarias estables a Aula Virtual, más de 1.300 videoconferencias diarias para dar clases y reunirse, y el 95% de los trabajadores de la URJC están pudiendo seguir con su actividad. Han sido muchas horas de trabajo: imagina un profesor que da la asignatura todos los años y, de repente, el 11 de marzo le dicen que tiene que darla de otra forma. Y lo ha hecho. Nuestra universidad está acostumbrada a los retos y este ha sido uno más en el que nuestros profesores han dado lo mejor de ellos y siguen haciéndolo. Hemos avanzado en un camino que pensábamos andar.
Del mismo modo, el alumnado se ha tenido que adaptar a un nuevo modelo de aprendizaje concentrado en el Campus Virtual. ¿Cómo está siendo la respuesta de los estudiantes de la URJC?
Muy buena. Hay que tener en cuenta que son 45.000 estudiantes con preocupaciones comunes en algunos temas y divergentes en otros. Están preocupados por sus resultados académicos y la calidad de sus estudios. Tenemos que tener en cuenta que, para los estudiantes, el confinamiento es especialmente duro. Han perdido toda la parte social-presencial que ofrece la etapa universitaria. Tienen que aprender a estudiar de forma diferente y acostumbrarse a clases impartidas de otro modo al que estaban acostumbrados.
A pesar de la amplia penetración de internet y las nuevas tecnologías en los hogares españoles, hay alumnos y alumnas cuyo nivel socioeconómico ha podido impedir o dificultar el seguimiento de las clases desde sus casas. ¿De qué manera se ha abordado esta circunstancia en la URJC?
Para nosotros ha sido una prioridad que ningún alumno o alumna viera mermada la calidad de su enseñanza o afrontara dificultades para acceder a ella. Por eso, se adquirieron de urgencia 600 portátiles y tablets. Además, se ha llegado a un acuerdo con una operadora para ofrecerles conexión a internet. De este modo, hemos logrado cubrir todas las solicitudes de préstamos de ordenadores y conexiones que nos han hecho llegar los estudiantes.
Otro de los temas que más preocupación ha traído al alumnado, en este caso pre-universitario, es la realización de la EvAU. Finalmente, se ha fijado la convocatoria ordinaria para los días 6, 7 y 8 de julio. ¿Cómo se está preparando la universidad para recibir a los estudiantes garantizando las medidas de seguridad (distancia de 2 metros, uso de mascarilla…)?
La Universidad está preparando todas las solicitudes perdidas por las Autoridades Sanitarias para poder celebrar la prueba con seguridad. Al no tener clases en ese periodo —ya que la actividad docente de la URJC está en remoto—, tenemos todos los campus disponibles. Todo el personal de la Universidad estamos preparándonos para cumplir lo requerido.
En el momento en el que se decretó el confinamiento, muchos estudiantes se encontraban realizando prácticas universitarias. ¿Cómo se ha gestionado esta situación?
Hemos llegado, en la conferencia de Rectores, al acuerdo de que se realizaran en remoto y se ha mantenido. Las que no han podido hacerse así, están paralizadas en espera de que las empresas retomen su actividad. Pero en todos los casos en los que ha sido posible, hemos hablado con las empresas para transformarlas en prácticas telemáticas. De esta forma, estos estudiantes las están realizando dentro de su periodo correspondiente y continúan con su plan de estudios sin mayores modificaciones en el calendario.
Sin duda, la crisis del coronavirus está afectando y va a afectar a nuestra sociedad en todos los niveles: sanitario, económico, social… ¿Qué necesidades tiene en estos momentos el sector educativo? ¿Y de cara al curso que viene?
Los grandes problemas que tenemos son la financiación y la flexibilización de las normativas para poder avanzar en una adaptación que ya necesitábamos. La crisis viene a agravar el problema. Esto puede suponer un problema de cara al sistema educativo. Los alumnos y alumnas deben de educarse con ciertas garantías.
A mí me da mucha pena que cada vez que hay una crisis la educación queda relegada. Cuando fue la crisis financiera del 2008-2011 se entendió que había que invertir en otras cosas, que la educación podía esperar. Todos estamos convencidos de que la educación es muy importante, pero como los resultados de una población bien formada, bien educada, no se ven ese año ni el año siguiente… Se hizo en la crisis anterior y se vuelve a hacer en esta.
Esta no es una crisis económica, por ahora. Será económica, pero por ahora es una crisis donde tenemos que mantenernos separados, o sea de relación social. Hace 10 años no había circulante, no había dinero. Ahora lo que no podemos permitirnos es abrazarnos. Y los bares o las tiendas tienen prioridad sobre los colegios —ya no digo las universidades, los colegios. Es cierto que si no abrimos las tiendas hay personas que dejan de ingresar y, por tanto, no pueden comer. Eso se ve hoy. Pero, si no abrimos los colegios, la liamos… Entonces, veo la situación ciertamente preocupante.
Imagino que, cuando todo esto acabe, todas las ventajas de la transformación digital nos permitirán dar un servicio mucho mejor. Todo aquello que se pueda hacer desde casa, o desde cualquier punto, el estudiante podrá recibirlo. Permitirá que muchos estudiantes que no pueden venir a la universidad puedan hacerlo. Estudiantes que, por razones de trabajo o razones de conciliación familiar, no pueden estudiar o tienen más dificultades.
También recuperaremos el valor de la presencialidad. Creo que un campus universitario porta valores que no se pueden tener por la red. Por ejemplo, los estudiantes de 18 años recién llegados a la universidad no solo aprenden, sino que experimentan vivencias culturales, habilidades sociales, cómo trabajar en equipo, se sienten parte de una comunidad, hacen deporte… Eso es insustituible.
El grupo de investigación “Covinirs”, integrado por científicos de la URJC y de la empresa Boscalia Technologies, ha ideado un innovador método para identificar el coronavirus en cuestión de minutos. ¿En qué fase se encuentra el proyecto? ¿Qué sería necesario para poder aplicarlo en los centros sanitarios?
En el plano científico-técnico avanzan bien. Ahora están probándolo con muestras de distintos hospitales. En estos momentos, les estamos ayudando con la financiación a través de convocatorias de la propia URJC y CRUE-Santander para poder llegar a la comercialización del producto de detección del virus por infrarrojos.
Pero hemos estado en otras investigaciones puntera como The open Ventilator, el único respirador homologado en España en este momento. También estamos en la investigación de un sistema matemático predictivo de casos. Y recordemos que profesores nuestros como el director del Hospital de urgencia de IFEMA y los directores nuestros hospitales y clínica han estado trabajando sin descanso por el bien común, así como personal de la URJC, quienes han fabricado batas, mascarillas, o entregado material médico de nuestros laboratorios y ha participado en diferentes acciones solidarias.
Cerrando con el lado positivo que también estamos viendo durante esta situación tan excepcional, como dices, muchas personas están sacando su lado más solidario. ¿Cuál ha sido el gesto que más te ha conmovido en estos días?
Podría hacerte una lista de 20, 30, 40 gestos admirables. O sea, cuando nuestros profesores, nuestros estudiantes o nuestro personal han tenido que responder a un momento muy difícil lo han hecho de una forma que es para sentirse muy orgulloso.
Pero si me pides resaltar un aspecto, yo diría cómo se ha movilizado toda la universidad, cada persona que trabaja en la universidad, alrededor de sus hospitales. Nosotros tenemos cuatro hospitales que son nuestros, son parte de la universidad: el de Alcorcón, Fuenlabrada, Móstoles y el Rey Juan Carlos, que en estos momentos necesitaban especial ayuda porque hubo unas semanas que realmente no daban abasto. Y la universidad se movilizó con ellos. No hubo una sola persona que no se involucrara en ayudar a los hospitales.
La URJC tiene un equipo extraordinario y así lo ha demostrado en estos momentos tan complicados. Es un equipo de personas excepcionales que, cuando hace falta, responde de manera excepcional.
Para finalizar, como sabes, los periódicos de vivir Ediciones son leídos diariamente en numerosos municipios de Madrid. ¿Qué mensaje te gustaría lanzar a nuestros lectores?
Principalmente un mensaje de agradecimiento a la solidaridad de todos, y resalto el civismo de la ciudadanía que ha sabio quedarse en casa. Madrid puede estar orgulloso de sus universidades públicas y de cómo se están volcando, unidas, para luchar contra la pandemia. Hay que recordar que la Universidad no cierra, trabaja de otra manera.