Tokio, 8 sep (EFE).- El primer ministro japonés, Fumio Kishida, volvió a defender hoy la pertinencia de celebrar un funeral de Estado para el exmandatario Shinzo Abe dados sus «logros» durante el que es hasta ahora el mandato más largo del Japón de posguerra.
Kishida compareció este jueves en una sesión parlamentaria para justificar la idoneidad de organizar un evento de este calibre, previsto para le próximo día 27 y que está siendo acogido con rechazo por la oposición y un porcentaje elevado de la población.
El actual primer ministro japonés señaló en sus intervenciones que el Gobierno «necesita» celebrar un funeral de Estado para que sea posible ofrecer condolencias a nivel nacional.
En una rueda de prensa previa, el portavoz gubernamental, Hirokazu Matsuno, declaró que a la hora de tomar la decisión, el Ejecutivo nipón ha tenido en cuenta los deseos transmitidos por dignatarios de varios países de participar en tal evento.
En las últimas horas ha empezado a confirmarse la asistencia de algunos de ellos, como la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris; el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel; o el primer ministro de Australia, Anthony Albanese, que tendría previsto asistir al funeral junto a algunos de sus predecesores.
«Hemos considerado oportuno celebrar un acto oficial y recibir a representantes extranjeros», dijo Matsuno, que destacó la presencia de Harris en la que será su primera visita a Japón, «una muestra de la valoración de la contribución del trabajo de Abe para fortalecer la alianza entre Japón y Estados Unidos», añadió.
La decisión de Kishida de celebrar un funeral de Estado para Abe ha sido cuestionada dentro del país desde su anuncio, no sólo porque su financiación saldrá de las arcas públicas, sino por la polarizante figura del exmandatario, que en sus últimos años de mandato se vio salpicado por varios escándalos.
El Gobierno estima que el coste del funeral superará los 1.600 millones de yenes (unos 11,5 millones de euros), entre la ceremonia, el despliegue de seguridad y la atención a los dignatarios.
El de Abe será el segundo funeral de este tipo en el Japón de posguerra desde el dedicado en 1967 a Shigeru Yoshida.
La familia de Abe ya celebró unas exequias privadas en el templo budista Zojoji de Tokio en julio que congregaron a miles en el área, así como a miembros de su partido, la oposición y diplomáticos.
Abe murió el 8 de julio a los 67 años tras se tiroteado mientras daba un discurso frente a una estación de tren de la ciudad de Nara, en el oeste del país, en un acto electoral. EFE
mra-yk/ahg/alf