La BNE celebra el 550 cumpleaños de las letras impresas en España

El "Sinodal de Aguilafuente", la joya principal de la exposición "Incunabula". EFE/Biblioteca Nacional de España

Madrid, 20 abr (EFE).- En 1472 España vivió un momento que cambiaría para siempre a la sociedad, la llegada al taller de Juan Párix de Heidelberg en Segovia de la primera imprenta, el lugar de donde nació el «Sinodal de Aguilafuente», la joya principal de la exposición «Incunabula», con la que la Biblioteca Nacional de España ( BNE) celebra el 550 aniversario de esta efeméride.

Por primera vez en su historia, este libro considerado como el primero que se imprimió en España, y que recoge las actas del sínodo celebrado en la villa segoviana de Aguilafuente, ha salido de la catedral de Segovia para arrojar más luz sobre la historia de la imprenta, ese invento de Johannes Gutenberg que vio la luz en Alemania en 1440 y que llegó 32 años después a esa ciudad castellana a instancias de su cardenal.

Pero «Incunabula» es una exposición que va más allá, porque la BNE pone a la vista del público, desde mañana y hasta el 23 de julio, una selección de 21 de los 3.200 incunables que guarda y que salieron de imprentas españolas y de otras ciudades europeas.

«Esta exposición muestra la realidad de estos textos que difundieron distintos saberes y marcaron una nueva etapa del conocimiento en nuestro país y después en Latinoamérica. Va a ser un descubrimiento de lo que significó este nuevo arte», ha dicho durante la presentación la directora de la BNE, Ana Santos.

Así, a lo largo de las seis vitrinas, el visitante podrá contemplar algunas de los incunables (se denominan así a los libros realizados con el nuevo arte maravilloso de escribir desde su inicio hasta el 31 de diciembre de 1500) que nacieron de otras imprentas que vieron la luz en Barcelona, Valencia, Zaragoza, Sevilla, Granada, Murcia o Madrid; así hasta llegar a las más de 30 que hubo en esos años repartidas por toda nuestra geografía.

Por eso «Incunabula» cuenta también, además del Sinodal, con un libro xilográfico, «Biblia pauperum» (1440-1450), además de uno de los primeros incunables conservados en la Biblioteca Nacional de España, el «Catholicon», de Johannes Balbus, impreso en 1460 en Maguncia y atribuido a Gutenberg.

Se muestran asimismo ejemplos de las tipografías utilizadas, redonda o romana, y gótica, además de la hebrea y con caracteres musicales como el primer libro con música «Lux bella seu Artis cantus» (Sevilla, 1492).

En palabras de la cocomisaria de la muestra, María José Rucio, jefa del departamento de Manuscritos, Incunables y Raros de la BNE, la imprenta surge en España en un momento en el que era «necesaria» en las universidades, que ya estaban asentadas, y donde los estudiante copiaban a mano los libros, lo que hacía que éstas copias estuvieran llenas de errores y que no se respetara la autoría «ni la integridad de la obra».

De ahí que esta cita cuente también con otros textos jurídicos, litúrgicos, médicos (como la primera biografía de la mujer que fue impresa en Zaragoza), literarios o la Gramática de Nebrija (Salamanca, 1492) para mostrar los múltiples contenidos que estos primeros testimonios de la imprenta.

Por otro lado, el visitante podrá aprender de historia, de la historia de la evolución de los libros, porque si bien los primeros incunables emulan a los manuscritos como una forma de acercarse al lector de aquel momento, también comprobará cómo la ilustración se presentará con iniciales y orlas similares a las que aparecían en los manuscritos.

Así que contemplará otros ejemplares en los que hay incorporados grabados y otros adornos, como el «Fasciculum temporum» (Sevilla, 1480), el primer libro español con grabados; o el mapamundi de la «Cosmographia» de Pomponio Mela (Salamanca, 1498).

Y, cómo no, esta exposición también luce una selección de herramientas y materiales tipográficos, y la réplica de una imprenta del siglo XVII procedente de la Imprenta Municipal-Artes del Libro de Madrid.

Excepto el Sinodal de Aguilafuente, conservado en la Catedral de Segovia, el resto de los ejemplares procede de los fondos de la Biblioteca Nacional de España y donde se pueden ver digitalizados.