Madrid, 11 abr (EFE).- Pionera de las divas del pop en España en los años 80, desde sus inicios con el grupo Olé Olé y hasta ser considerada una de las grandes voces de la música española, Marta Sánchez ocupó titulares y atención como icono sexual, algo que, casi 40 años después, niega que fuese para ganar popularidad.
«Yo no sexualicé nada, yo era yo, no era una estrategia, porque no sé fingir», señala en una charla con EFE la artista que, por ejemplo causó, conmoción cuando, cual Marilyn Monroe, acudió a animar a la tropas españolas destacadas en la Guerra del Golfo Pérsico en 1989.
Sánchez (Madrid, 1966) insiste en que su sensualidad y su atrevido vestuario para la época era una vía más de expresión natural para una chica que empezó en la música con 19 años. «A mí nadie me impuso que fuese sexy ni que me vistiese de una forma determinada. Lo llevaba intrínseco en mi personalidad», precisa.
En su opinión, aquello acompañaba también al tipo de canciones que hacía entonces, «más juveniles, sin letras muy trascendentales».
«Y aunque se distrajera a la gente con mi físico, yo no dejé de cuidar mi labor vocal desde el principio», comenta quien empezó a ganar reconocimiento como intérprete una década más tarde y ha actuado también en Latinoamérica y EE.UU.
Fueron sus trabajos junto a Andrea Bocelli con 'Vivo por ella', su versión de la popular copla 'Y sin embargo te quiero' o su disco 'Desesperada' (1998), que incluía baladas como 'Los mejores años de nuestra vida', los que contribuyeron a dibujarla de otra manera para la crítica y el gran público.
Hoy, Sánchez se pasea luciendo esa voz desnuda acompañada de apenas un piano por teatros como el de la Zarzuela o el Albéniz de Madrid, donde será protagonista el próximo 19 de junio de un concierto del Universal Music Festival con este formato acústico y nuevos arreglos para su música.
«Ahora me apetece vivir»
Desde que en 2015 publicara el disco '21 días', se ha descolgado del formato de LP y las novedades que incorpora a su repertorio se hacen esperar. «Es un sacrificio muy grande, y yo no hago discos por hacer, solo cuando me resulta redondo por completo. Además, ahora hay mucha demanda de material musical, mucha gente que necesita éxitos, y es difícil encontrar canciones que me llenen», alega.
«Y también porque, después de casi 40 años de carrera, me apetece vivir», apostilla justo después esta artista que considera que el esfuerzo invertido ha merecido la pena. «La música y el público me han devuelto muchísimo. Hay cosas buenísimas entre lo que he conseguido y, de las que quedaron en el camino, ya están obsoletas», apunta.
Sánchez triunfó en un mercado en el que no abundaban las solistas femeninas y contribuyó así a marcar una pauta hoy mucho más extendida. «Me gustaría saber que, a lo mejor, mi manera de interpretar dejó un legado, un aprendizaje o una inspiración para artistas venideras», reconoce al respecto.
Aun así, entiende que «lo de que haya más féminas cantando es una cuestión de progresión natural». «Hay menos limitaciones hoy en día que antaño y han surgido más talentos de este sexo, pero tampoco rebuscaría las razones. Creo que, para hombres y mujeres, hay las mismas oportunidades. No creo que a nosotras se nos impida hacer carrera más que a los hombres», considera.
¿Habría preferido lanzar su carrera en la actualidad? «No, nosotros tuvimos una ventaja muy grande respecto a lo actual: los 80 y los 90 fueron las mejores décadas de la historia de la música. No quiero decir que ahora no se hagan cosas increíbles, que se hacen, pero superar los 80 y los 90… No lo tenemos fácil», responde.