Madrid, 4 nov (EFE).- La elevada urbanización en zonas susceptibles de inundación y la deforestación de las cuencas hidrográficas, junto con la falta de inversión público-privada en programas que promuevan el cuidado forestal, «empeoran el efecto destructivo de las danas» como la que ha anegado el Levante esta semana.
Así lo ha explicado a EFE el decano del Colegio Oficial de Ingenieros De Montes en la Comunidad Valenciana, Constan Amurrio, que ha incidido en la relevancia de mantener unos «ecosistemas forestales en buen estado» además de una buena infraestructura civil para mejorar la situación de los cauces fluviales y minimizar los efectos devastadores de las inundaciones.
Amurrio ha insistido en la importancia de invertir en la reforestación de las cuencas hidrográficas, ya que «no es lo mismo tener una cobertura forestal arbolada que frena la fuerza de la lluvia, que tener una cuenca totalmente deforestada en la cual el agua discurre de forma natural, sin ningún tipo de barrera» que obstaculice su paso.
En la actualidad, «lo que predomina en los cauces que tenemos son las cañas», dice, un tipo de vegetación «muy poco resistente» al paso del agua que, cuando se producen precipitaciones torrenciales como las de los últimos días, «acaba cayéndose, arrastra y provoca problemas adicionales».
Una vegetación de ribera abundante y en buen estado de conservación, además, refuerza la estabilización de taludes y resulta «esencial» no solo para evitar que los cauces de los ríos discurran con un exceso de caudal, sino para favorecer la infiltración de agua en los acuíferos subterráneos y así regenerarlos.
La ingeniería contribuye a mejorar la situación a través del desarrollo de infraestructura verde mediante obras de laminación y el empleo de sistemas urbanos de drenaje sostenible (SUDS), que impiden que el agua llegue «con tanta violencia a los núcleos urbanos».
Todo ello, matiza Amurrio, requiere de una inversión económica público-privada en planes estratégicos diseñados en cuestión de cuidado forestal, como los que ya existen pero «no se ejecutan por falta de financiación».
Una buena gestión del terreno forestal requiere, según los cálculos existentes, una inversión de 100 euros por hectárea y año, una cifra que «está muy por encima» de la inversión actual en la Comunidad Valenciana.
Zonas urbanizadas inundables
La lluvia de los últimos días no ha dejado tanta cantidad de agua como en danas anteriores pero, a diferencia de estas, sí que «ha estado muy concentrada» en zonas inundables de la comarca valenciana Horta-Sud, la más afectada, con poblaciones como Aldaya, Alfafar, Catarroja o Paiporta, zonas que no acumularon grandes precipitaciones y, sin embargo, resultaron devastadas por las avenidas de agua.
Estos municipios, con altas tasas de urbanización y actividad económica, soportaron la llegada del agua de zonas ubicadas en un terreno más elevado y que desbordó «cauces que normalmente discurren secos» y carecen de una buena capacidad de adaptación a distintos volúmenes hídricos.
«El problema del desarrollismo que ha tenido la Comunidad Valenciana es que la mayor parte de la actividad se ha concentrado en la zona costera», en un terreno donde los ríos se desbordan «de forma natural» ante el aumento brusco de las precipitaciones, y no existe un plan sistematizado para hacer frente a esos desbordes.