Roma, 22 jun (EFE).- La sede de la Embajada de México en Italia, una elegante villa de principios del siglo XX situada en el noreste de Roma, cumple cien años, una efeméride que se va a celebrar con exposiciones, charlas, conciertos e incluso encuentros con algunos de los protagonistas de su historia y sus descendientes.
«Tenía dos opciones, que sólo el equipo de la Embajada alzara la copa o que hiciéramos un ejercicio de diplomacia pública y le diéramos visibilidad a cien años de historia de esta bella sede (…) y a la relación entre estos dos países tan importantes. Me fui por la segunda, creo que vale al pena celebrar, conmemorar, recordar, aprender de la historia», dijo a Efe el embajador, Carlos García de Alba.
Adquirida por México el 2 de julio de 1922 al constructor italiano Giovanni Perucchetti, el proyecto se mantuvo en vilo durante tres años por un litigio por las obras de remodelación, aunque finalmente el arquitecto italiano Adamo Boari, autor del Palacio de las Bellas Artes de la capital mexicana, inclinó la balanza para los intereses mexicanos.
BOARI, EL «SALVADOR» DE MÉXICO
De estilo Liberty, corriente italiana similar al Art Nouveau, la embajada se levanta en el Nomentano, un barrio residencial de casas bajas y villas: con 1.400 metros cuadrados de superficie y rodeado de un pequeño jardín, el «palazzo» tiene tres plantas y un semisótano, donde se llevan a cabo las labores consulares y que, como todo el edificio, fue sometido a obras de mantenimiento, incluida la restauración de la fachada, entre 2016 y 2019.
El contrato de compra, cuyo documento original será una de las «estrellas» de la muestra que albergará la sede con motivo del centenario, fue firmado por el general Eduardo Hay, entonces ministro plenipotenciario de México en Italia, que pagó 1,4 millones de liras por un edificio que actualmente está valorado en unos 16 millones de euros.
Pero el coste de las modificaciones en el proyecto original para albergar las oficinas para la labor diplomática fueron objeto de un ardua disputa entre Perucchini y el Estado mexicano, que la ganó finalmente gracias a Boari.
«Las partes aceptaron irse por un arbitraje y el arbitro designado fue nada menos que el mexicano de Ferrara Adamo Boari, un ingeniero que había emigrado originalmente a Chicago buscando trabajo» y que «es el diseñador de dos monumentos icónicos de Ciudad de México y de México, que son el palacio de Bellas Artes, que es realmente espectacular, y el palacio postal», explica el diplomátIco.
«MUCHA HISTORIA EN ESTOS MUROS»
El establecimiento formal de relaciones diplomáticas entre Italia y México tuvo lugar el 15 de diciembre de 1874. «Desde entonces han sido 41 titulares de esta representación, de los cuales 31 han despachado en esta sede» en la que la mayoría vivieron, porque fue también residencia hasta 1985. «Ha habido mucha historia en estos muros», asegura.
Aunque «sería injusto no mencionar a todos», García de Alba destaca aquellos con los que ha tenido «un vínculo profesional, pero también personal» porque el actual embajador, que llegó al cargo en 2019, pasó por otras dos etapas en esta legación: como estudiante «en la prehistoria», dice sonriendo, y como joven diplomático encargado de economía hace más de 30 años.
«Recuerdo en específico al embajador Augusto Gómez Villanueva, que ademas vive aún y es diputado federal en México, que me recibió siendo un estudiante, y también haber tenido tres jefes embajadores, muy importantes y queridos»: Horacio Flórez de la Peña, Francisco Javier Alejo y Dante Delgado.
Aunque su relación con esta embajada va incluso más allá: «Tengo un hijo nacido en Italia, al que yo venía a visitar cuando me divorcié (…) y, aunque nunca he vivido aquí, siempre la consideré una casa y le tengo mucho cariño».
LOS FESTEJOS
Las celebraciones en los tres primeros días de julio contarán «con un poco de todo: arte, música, historia, gastronomía, jardinería» y se abrirán con la primera restitución recíproca de patrimonio cultural: Italia entregará a México 30 piezas arqueológicas, mientras «por primera vez en la historia» México hará una restitución: el archivo de Ettore Ferrari (1845-1929), político, artista e intelectual italiano.
«Me parece de un gran simbolismo porque refleja muy bien la muy buena relación entre México e Italia, de confianza, de apoyo, de cariño, de respeto», resume el diplomático.
Una exposición sobre la sede, una galería fotográfica de los 41 embajadores («solo faltan dos que parecen difíciles»), una placa conmemorativa inaugurada por el alcalde Roma, Roberto Gualtieri; un diálogo con algunos exembajadores y los descendientes de otros, y un mano a mano entre la banda de la policía romana y el mariachi Romatitlán completarán esa primera jornada.
En la segunda se reinaugurará el jardín, con «un toque mexicano», como el jardín del Centenario, antes de un gran homenaje a Boari, con expertos que reconstruirán su vida y su obra -«Hemos logrado encontrar a sus descendientes y estará presente una nieta que vive en Roma y algunos sobrinos»- y un concierto dirigido por el jazzista mexicano Israel Varela.
Las celebraciones culminarán el domingo 3 con una gran reunión entre miembros del Ministerio de Exteriores, los antiguos embajadores y sus familias, el antiguo y el nuevo personal de la legación: «un reencuentro de la gran familia que nos ha hecho formar esta gran sede».
Marta Rullán