Lisboa, 22 sep (EFE).- Casi el 60 % de los profesores portugueses se van a jubilar de aquí a 2030, mientras que el número de alumnos inscritos en magisterio cayó cerca del 40 % en la última década. Son las cifras de la falta de profesores en Portugal, que se ha vuelto crónica y amenaza con convertirse en una «pandemia».
El arranque del curso escolar ha puesto en evidencia un problema que se arrastra desde hace varios años: no hay profesores suficientes para cubrir todas las plazas en las escuelas portuguesas y cerca de 60.000 alumnos han empezado las clases sin profesor en al menos una asignatura.
«Espero que no se transforme en una pandemia en la educación», señala a EFE el presidente de la Asociación Nacional de Directores de Escuelas Públicas (Andaep), Filinto Lima, que insiste en que el problema, que afecta a toda Europa, es que los jóvenes ya no quieren ser profesores.
En 2021 había algo más de 13.700 alumnos matriculados en cursos universitarios del área de educación, cerca de un 40 % menos que los más de 22.000 de una década antes, según datos de la Dirección General de Estadísticas de Educación y Ciencia (DGEEC) lusa.
Si se mira más atrás, la sangría es aún mayor: en 2001 los inscritos superaban los 50.000.
La escasez de nuevos profesores ha provocado un envejecimiento del cuerpo docente, que tiene una edad media de 52 años en Portugal, según la DGEEC.
Y durante esta década muchos empezarán a jubilarse, en concreto un 58 % del profesorado actual, como recoge un estudio del Consejo Nacional de Educación.
UNA CARRERA POCO ATRACTIVA
¿Por qué los jóvenes ya no quieren ser profesores? El sector docente cree que las condiciones y perspectivas que ofrece la profesión han dejado de ser atractivas.
«Quien está en la profesión siente que no es valorado y quien busca la profesión siente que no va a ser una garantía para el futuro», aseguraba este inicio de curso el secretario general de la Federación Nacional de Profesores (Fenprof), Mário Nogueira.
El líder de la Fenprof, uno de los dos mayores sindicatos de docentes del país, refirió además que en la última década unos 10.000 profesores abandonaron la profesión, marcada por la precariedad y la inestabilidad.
«Tiene que haber un aumento de los salarios, que haya apoyos a los traslados y las estancias. Hay profesores que están a centenares de kilómetros de casa y no tienen ningún apoyo», denunció Lima desde la asociación de directores, que criticó también que la profesión es «muy burocrática».
NEGOCIACIONES CON LOS SINDICATOS
Por ahora, el Gobierno socialista se centra en reformar el modelo de reclutamiento y colocación de los profesores, y esta semana el Ministerio de Educación realiza una ronda de negociaciones con los principales sindicatos.
El ministro de Educación, João Costa -en el cargo desde marzo-, quiere permitir a los directores de las escuelas que seleccionen por sí mismos a un tercio de los profesores, en función del perfil profesional y los proyectos del centro.
Esta medida «puede ayudar para dar autonomía a las escuelas, pero no resuelve la escasez de profesores», considera Lima, que cree que la solución pasa más por el Ministerio de Finanzas y la inversión que pueda autorizar para la enseñanza.
Los sindicatos piden que se revise el modelo de contrataciones, pero no apoyan que se dé ese poder de decisión a las escuelas.
Mientras prosiguen las negociaciones, miles de estudiantes continúan sin profesor en alguna asignatura.
Las consecuencias, al final, recaen sobre ellos. «El año pasado, en algunas zonas del país, hubo alumnos de algunas asignaturas que durante gran parte del período lectivo no tuvieron profesor, y es evidente que esto dificulta el aprendizaje», alerta Lima.