Durante la madrugada del sábado 24 al domingo 25 tendrá lugar el primer cambio de hora del año 2018. A las 02:00 h., serán las 03:00h. Esto significa que dormiremos una hora menos y que, con la llegada de la primavera al hemisferio norte, el día tendrá una hora más de luz. Así, comenzará el horario de verano hasta el último fin de semana de octubre.
Este cambio de hora es común a todos los países de la Unión Europea para cumplir con la directiva comunitaria 2000/84/CE. En el caso de España, se tuvo en cuenta que existen dos horas oficiales: una para la Península y el archipiélago balear y otra para las islas Canarias – 1 hora por detrás desde 1922 -. Además, en nuestro país el cambio de hora está regulado por ley desde el año 1974.
¿Cómo nos afecta?
Nuestro organismo varía en función de la edad, las costumbres y las necesidades. Los ancianos, los niños y las personas con imsomnio y dificultades para dormir pueden ver trastocadas -aún más- sus horas de sueño.
Algunas personas afirman que influye de manera negativa respecto a su estado de ánimo y a su salud. Así, sus patrones de sueño del invierno se verán cambiados y sufrirán alteraciones transitorias en su bienestar con la aparición de depresión, somnolencia, nerviosismo o dificultades para mantener la atención y concentración.
Por norma general, el cambio al horario de verano se soporta mucho peor que el de invierno. Eduard Estivill Sancho, especialista en medicina del sueño, explica que es más costoso «porque el cuerpo humano tiene menos dificultades a adaptarse a un día de 25 horas que a uno de 23». Añade: «Es lo que llamamos jet lag de fin de semana y jet lag de verano o vacacional».
Consejos para contrarrestar el cambio de hora
- El ejercicio físico suave
- Mantener unos buenos hábitos de sueño todo el año
- Exponerse a una luz brillante (luz solar)
- Modificar el horario de comidas
- Melatonina
- Adaptarse al cambio horario desde unos días antes
- Ajustar la hora en los aparatos médicos
