Base aérea de Andravida (Grecia), 11 oct (EFE).- La OTAN concluye este viernes en Grecia el ejercicio aéreo 'Ramstein Flag 24' (Bandera de Ramstein 24), con el que busca preparar a los pilotos de los países aliados para misiones de combate real y en el que participan doce Estados miembros de la organización transatlántica, incluido España con seis cazas Eurofighter.
Organizado por el Mando Aéreo Aliado de la OTAN y la Fuerza Aérea Griega entre el 30 de septiembre y el 11 de octubre, en el ejercicio intervienen alrededor de 130 aviones de combate y de apoyo de Canadá, Francia, Grecia, Hungría, Italia, Polonia, Portugal, Rumanía, España, Suecia, el Reino Unido y Estados Unidos, y también están implicadas en torno a 2.100 personas. España aporta a estas maniobras seis cazas Eurofigther y 91 aviadores.
«El objetivo principal de este ejercicio al final es unir a los países aliados y amigos de la OTAN, a unos cuantos de ellos, e integrarnos y ser capaces de unir todas las capacidades en escenarios muy complejos», según el comandante Fernando Rojas, jefe del destacamento español en 'Ramstein Flag 24'.
Para desarrollar el ejercicio, los aviones de combate se dividen en dos equipos: el azul representa a los aliados y el rojo es el enemigo, un papel que desempeña Grecia con algunos de sus cazas.
En las maniobras que se han llevado a cabo estas dos últimas semanas, las fuerzas aliadas intentan suprimir las defensas aéreas del bando enemigo para recuperar la libertad de movimiento en el aire.
Asimismo, se centran en la cooperación entre las fuerzas aéreas del bando aliado y sus sistemas de defensa antimisiles situados en tierra para hacer frente a las amenazas procedentes de las aeronaves, drones o misiles balísticos y de crucero del bando contrario.
La dificultad de las misiones encargadas a las fuerzas aliadas ha ido aumentando a medida que ha avanzado el ejercicio.
«Al principio, nos concentramos más para hacer un plan táctico cohesionado, para estar seguros, y el enemigo es menos capaz. A medida que los días avanzan, el enemigo se vuelve más peligroso y letal. Llevan a cabo tácticas más elaboradas y las fuerzas azules (aliadas) mejoran sus planes», expone el coronel de la Fuerza Aérea Griega Vasileios Panagoulias.
Añade que las fuerzas aliadas, a medida que pasan los días, también se conocen mejor a ellas mismas y a las capacidades que utilizan, además de cómo pueden integrarlas.
«Así llegamos al final de la semana, cuando tenemos las misiones más complejas y peligrosas», señala sobre un ejercicio que se ha desarrollado durante sesiones de día y de noche y en el que no se ha utilizado fuego real.
En un contexto de conflictos cerca del territorio aliado, la OTAN tiene en cuenta para el ejercicio lo sucedido en la invasión rusa de Ucrania.
«La Alianza ya tiene algunas lecciones aprendidas de los dos años y medio de conflicto (en Ucrania), así que intentamos incorporar todas estas lecciones aprendidas dentro del ejercicio», explica el general de brigada griego Matthaios Kanoupakis.
Diferencias culturales
Si bien los países que participan en el ejercicio pertenecen a una misma alianza, el teniente coronel estadounidense Grant Saum reconoce que hay ligeras diferencias en el modo de actuar al que están acostumbrados.
«El mayor desafío es que cada país tiene un modo ligeramente diferente de planificar, ejecutar y dar parte (de lo realizado), pero uno de los principales objetivos aquí es usar el mismo modelo común compartido de planificar», comenta.
Admite que «obviamente hay diferencias culturales y un poco de desafío verbal», ya que el ejercicio se realiza en inglés, pero dice estar «impresionado por lo bien que el equipo de todos los países ha trabajado junto».
Destaca, en particular, la importancia de analizar los vuelos después de realizarlos reunidos en una sala.
«Todo el mundo está sentado en una sola sala, hasta cien personas. Y somos muy honestos sobre lo que fue bien, pero realmente el aprendizaje es lo que no va bien, y ahí es donde se aprenden las verdaderas lecciones. Después, podemos actualizar nuestras tácticas y procedimientos para ser más eficaces contra una amenaza del mundo real», detalla.
En las diferencias culturales profundiza también el comandante Fernando Rojas, quien considera que se puede aprender «mucho» al ver cómo otros países actúan «de forma ligeramente distinta», si bien constata que «al final están todos cortados por el mismo patrón».
«Cada país aporta algo distinto, pero eso yo creo que no es un problema. Al revés, eso lo que hace es enriquecer», expone.
Julio Gálvez