Tokio, 28 oct (EFE).- La obra del pintor Gonzalo Chillida, hermano del famoso escultor Eduardo Chillida, y uno de los artistas más representativos de la abstracción lírica española, llegó este viernes por primera vez a Japón, en una exposición que busca apelar a la sensibilidad japonesa, muy cercana a la del creador vasco.
«Es cercano a Japón por esa afinidad en la forma de percibir la naturaleza y los elementos de sutilidad e imprecisión, que suponen una belleza entendida desde un lugar especial, en la que creo confluyen las sensibilidades de Oriente y Occidente», explica a EFE la hija de Gonzalo y comisaria de la muestra, Alicia Chillida.
Alicia hizo estas declaraciones justo antes de la inauguración en el Instituto Cervantes de Tokio de la primera exposición en Japón de la obra del pintor donostiarra, que aunque de un estilo muy oriental en sus pinturas, nunca llegó a viajar al país asiático en vida.
Gonzalo Chillida (San Sebastián, 1926-2008) está considerado una de las figuras más representativas de la abstracción lírica española, y su trabajo está inspirado en su permanente observación de la naturaleza.
La exposición, que visitó en meses anteriores las sedes del Cervantes de París y Roma, reúne un conjunto representativo de obras del pintor -34 pinturas, 10 litografías y unas 180 fotografías y fotocollages- seleccionados por su hija, historiadora del arte y comisaria independiente.
«Creo que el arte viaja a través del tiempo y del espacio y no hace falta disponer de códigos evidentes. Creo en lo sutil y la sensibilidad de un espectador frente a la obra de arte que es percibida», explica Alicia al ser preguntada por la capacidad de las pinturas de su padre de traspasar fronteras.
Las obras expuestas ahora en la capital nipona proceden de la familia y de colecciones particulares y públicas, y recorren toda su trayectoria, desde 1950 hasta 2007. La muestra incluye también la proyección de «La idea del Norte» (2016), un filme dirigido por Alicia Chillida y Benito Macías, que ahonda en el proceso creativo del pintor.
Aunque siempre vivió de su arte, Gonzalo gozó en vida de menor calado internacional que su hermano, el escultor Eduardo Chillida (1924-2002), lo que su hija achaca a una «elección vital» y a la decisión de su padre de «poner toda su energía en crear su obra y no en difundirla».
«Es un ser como un pájaro solitario; un hombre que plasma una realidad poética que él percibe y sus amores, que son el agua, el mar y el bosque. No necesita una vida social o un reconocimiento. Es un hombre interior y meditativo», afirma Alicia.
Según ella, su tío Eduardo «tenía un carácter muy distinto» y dirigió su carrera de forma diferente, algo que su padre «aceptaba con mucha naturalidad», ya que quiso permanecer durante gran parte de su vida en su San Sebastián natal, donde se alimentó del paisaje cantábrico y la fuerza de la naturaleza, «que le cautivó siempre».
Después de su estancia en Tokio, la exposición, organizada por el Instituto Cervantes, Acción Cultural Española (AC/E), Etxepare Euskal Institutua y el Museo de Bellas Artes de Bilbao, viajará a este último para reunirse de nuevo con el público español.
«Creo que se han hecho revisiones desde que murió, pero quedan muchas cosas en el legado que son inéditas y hay mucho material. Creo que va a ser toda una sorpresa en Bilbao y dar una visión con una nueva perspectiva», concluye Alicia.