El hotel medicalizado Ayre Gran Colón, que desde marzo de 2020 ha funcionado «como una planta más del Gregorio Marañón», ha despedido hoy a su última paciente, la número 2.079, con un emotivo acto de gratitud a todo el equipo de sanitarios y un llamamiento de esta paciente de 29 años, Belén Álvarez, a los jóvenes porque «esto no es una broma, es de verdad. Va en serio, cuidémonos».
El hotel medicalizado Ayre Gran Colón, que desde marzo de 2020 ha funcionado «como una planta más del Gregorio Marañón», ha despedido hoy a su última paciente, la número 2.079, con un emotivo acto de gratitud a todo el equipo de sanitarios y un llamamiento de esta paciente de 29 años, Belén Álvarez, a los jóvenes porque «esto no es una broma, es de verdad. Va en serio, cuidémonos».
El doctor José Luis Escalante, coordinador asistencial del hotel medicalizado, ha recordado que el Colón fue el primero en abrirse, el 19 de marzo de 2020, y el único de los 14 hoteles que permaneció abierto desde entonces, y cómo tuvieron que reinventarse «prácticamente desde cero, en 24 horas».
Seis días después tenían ya 156 pacientes, 164 en el momento álgido, por lo que «reto y satisfacción» son las dos palabras que definen estos quince meses.
Tras la primera ola, «la peor, vinieron la segunda con 90-100 pacientes; la tercera con 60-70; la cuarta con 30-40, y ahora sobre todo viajeros, en general jóvenes, a pasar la cuarentena», ha dicho a Efe Escalante, que ha tenido palabras de agradecimiento para los 220 profesionales que han trabajado desde entonces, unos 70 en la primera ola.
Según la supervisora de Enfermería, Cristina Arias, este equipo «sin precedentes, de sanitarios y no sanitarios, ha transformado unas instalaciones hoteleras en unas plantas más del Marañón», con todos sus dispositivos, la historia clínica electrónica, para dar una asistencia con «humanización» a distintos perfiles de pacientes, desde mayores con problemas crónicos a neonatos con sus madres.
Las veinticuatro horas estaban «atentos, acompañando y escuchando» a estas personas, «de más de 20 nacionalidades, superando la barrera idiomática», aportando tablets, bibliotecas, para que su estancia fuese lo más llevadera posible, según Arias, que ha destacado el coraje y determinación del equipo antes de concluir su intervención con la frase «Somos Marañón».
El consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, ha expresado su agradecimiento a la Asociación de Hoteleros de Madrid por los 14 hoteles sanitarizados que han albergado a más de 4.500 pacientes, todos ellos ya cerrados.
Tras ello, la Comunidad de Madrid ya ha dispuesto el centro Vithalia Canillejas que también depende del Gregorio Marañon, que está operativo desde el 1 de junio, para las derivaciones de pacientes desde centros de salud y hospitales, así como de viajeros procedentes del aeropuerto de Barajas, según el consejero que ha aprovechado para hacer un llamamiento al Gobierno de España para frenar «el coladero» del aeropuerto.
Dos de los enfermeros que trabajaron en el Colón los quince meses, Miguel Ángel y Francisco, han dicho a Efe que «al inicio tenían mucho miedo» ya que algunos compañeros se infectaron «pero leve, nada de gravedad», y les hacían PCR a la menor sospecha y serologías mensuales.
«Hemos tenido que ser muy empáticos y muy cariñosos con los pacientes, con historias muy difíciles, hicimos mucho trabajo social, porque estaban psicológicamente muy afectados», y han concluido que lo mejor de la experiencia fue «el trato con el paciente y el compañerismo entre el equipo».
El hotel también ha albergado, durante la borrasca Filomena, a un centenar de profesionales de servicios esenciales que no podían regresar a los casas por la nieve.
Fuente: © EFE 2021